Volvemos a hablar de jazz, que lo teníamos un tanto abandonado, para recoger una noticia que recoge los resultados que han obtenido los investigadores de la Universidad Jonhs Hopkins respecto a las cualidades de los músicos de este peculiar estilo, como la improvisación y la creatividad, forjadas en la ya larga tradición jazzística. En resumen, los científicos que han estudiado la actividad cerebral de los jazzmen, han llegado a las siguientes conclusiones:
- Mientras tocan desactivan las regiones cerebrales asociadas con la inhibición y la autocensura.
- Durante la improvisación se activan las áreas cerebrales tradicionalmente relacionadas con el lenguaje y la sintaxis oral (utilizadas para interpretar la estructura de las frases).
- Durante la creatividad artística se cierran las zonas del cerebro vinculadas con la semántica (utilizadas para procesar el significado del lenguaje hablado).
Es una simplificación de un estudio que parece demostrar la compleja relación entre la música y el lenguaje. Así como el cerebro procesa la comunicación en el lenguaje hablado, también lo hace de modo parecido en el musical. En definitiva, es un proceso sintáctico, no semántico: “durante la improvisación y la creatividad del jazz, los músicos utilizan las áreas sintácticas de su cerebro para procesar lo que están escuchando y responder así (cuando sea su turno) con una serie de nuevas notas que ni han compuesto ni han interpretado nunca antes”.
Recorda-me
Freddie Hubbard, Joe Henderson, Herbie Hancock, Ron Carter,
Freddie Hubbard, Joe Henderson, Herbie Hancock, Ron Carter,
Tony Williams, Bobby Hutcherson, James Newton
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Enlace relacionado:El cerebro y la música
Interesantísima perspectiva que brinda ese estudio acerca de los planos musicales y del lenguaje en la actividad cerebral. Gracias por el dato, José Manuel.
ResponderEliminarHe hallado un artículo, publicado hace más de quince años, que habla de la base neurofisiológica de la musicalidad. Puede ser interesante para quienes quieran ampliar esta perspectiva médico-musical. Dejo el enlace. Y gracias, como siempre, amigo Lizardo, por tu visita.
ResponderEliminarhttp://www.brainmusic.org/EducationalActivitiesFolder/Tervaniemi_musicality1997.pdf
Suponog que eso ocurre con todos los músicos en los que la improvisación ejerce un papel importante, como los de flamenco, los de música popular o los intérpretes historicistas de música barroca, no?
ResponderEliminarEn cualquier caso yo querría hacerle una consulta que no tiene nada que ver, pero el lugar de su blog en que se me antoja adecuado es esta sección «Música y cerebro».
¿Sabe usted de estudios que se estén haciendo en España sobre los sueños lúcidos relacionados con la creatividad musical? Hace no mucho vi un documental sobre los sueños lúcidos en el que un músico pop alemán relataba cómo en sus sueños a veces "oye" música, y es consciente de que es música original y de que está soñando y tiene que despertarse rápido para anotar esa música antes de que se desvanezca. Bien, yo tengo sueños lúcidos al menos desde los 14 años, y en muchos de ellos sueño con música de diversos tipos, casi siempre contemporánea, aunque de más joven "componía" música brahmsiana, mozartiana, etc, pero según mi vida y mi cultura musical ha ido avanzando parece que "me salen" más los lenguajes musicales artísticos mas actuales.
Por desgracia la música de mis sueños es bastante más compleja que una cancioncilla, y cuando despierto soy incapaz de recordar más que una vaga línea melódica y quizá una breve progresión armónica, que no constituyen ni la décima parte de lo que he "compuesto" (no es una mera escucha pasiva, durante estos sueños "conduzco" la música y la "moldeo" voluntariamente durante un breve periodo de tiempo antes de que el subconsciente vuelva a tomar el control y el sueño vuelva a seguir por sus propios derroteros).
A pesar de haber estudiado música durante muchos años, nunca he sido capaz de escribir nada medianamente creativo que durase más de unos pocos compases. Nada, "no me sale" nada, ni siquiera mis ejercicios de Armonía en el conservatorio eran particularmente creativos, y eso que me daban la base por la que empezar. Sin embargo, como le digo, durante estos sueños lúcidos "compongo" obras de dimensiones sinfónicas.
Podrá imaginar cuánta rabia me da todo esto. Hasta hace poco pensaba que estos sueños creativos le ocurrían a todo el mundo, a cada cual en su propia manifestación creativa, claro; y que tampoco era un tema de mucho interés, pero tras ver el documental este mi idea a cambiado, y me he enterado de que a los médicos precisamente no les resulta fácil encontrar sujetos de estudio. Por todo ello me interesaría mucho participar en algún estudio que por una parte ayude a arrojar un poco de luz sobre esto de los sueños lúcidos y por otra me ayude a desarrollar esa facilidad compositiva que en estado de vigilia no tengo.
Estas cosas me hacen pensar si en realidad la gente mas creativa de la historia en realidad es gente que de alguna manera puede desatar en estado de vigilia esa creatividad que todos llevamos dentro. El asunto del talento es otra cosa, evidentemente, más relacionada con el carácter, la cultura en su disciplina, y por supuesto la inteligencia ¿pero en el ámbito de la simple creatividad, del fluir de las ideas, sean éstas más o menos brillantes, tal vez la mayor diferencia es que ellos controlan mejor el "interruptor"?
En fin, si supiera usted algo sobre este asunto le estaría muy agradecido.
Un saludo.
P.S: Por si le interesa el documental que mencionaba:
https://www.youtube.com/watch?v=1pcYFb811_E
Es de suponer, Paco, que la peculiar actividad cerebral de los músicos de jazz sea extensible a músicos de otros estilos con capacidad de improvisar. Incluso del ámbito clásico, si pensamos en compositores-intérpretes de otro tiempo que solían improvisar, como era el caso de Liszt al piano, o ya antes Mozart. Y el tema que planteas sobre los “sueños lúcidos” relacionados con la creatividad musical es realmente interesante, creo que también extensible a otros ámbitos artísticos: pintura, literatura…
Eliminar¿Qué creador no habrá tenido arrebatos creativos durante un sueño febril? ¿Y cuántos no habrán sido capaces de controlar ese sueño, atraparlo, levantarse de la cama y plasmar enseguida en el pentagrama, en un cuadro o en una página el fruto de una inspiración subconsciente: en forma de sonoridades, de pinceladas cromáticas o de palabras encadenadas?
En tu experiencia de onironauta, el sueño lúcido musical parece ir más allá de lo melódico y lo rítmico, pues la complejidad que refieres hace pensar en una “revelación” armónica que finalmente se disipa. Lástima que no todos los sueños lúcidos se puedan atrapar y que, sirviendo de germen o de valioso material, lleguen a ser concretados en una obra definitiva. ¡Ah!, cuántas sinfonías transitorias, cuántas narraciones esfumadas, cuántos cuadros imaginados...
Probablemente haya estudios en marcha sobre el tema en España, aunque siento no poder darte referencias propias, ni siquiera sobre lo que se pueda estar investigando en otros países. Pero la Wikipedia da unas cincuenta referencias en la entrada “sueño lúcido” (http://es.wikipedia.org/wiki/Sue%C3%B1o_l%C3%BAcido), en las que tal vez ya hayas reparado. En cualquier caso, me has motivado con tu comentario (y con el interesante documental de La Noche Temática) para indagar sobre esta cuestión.
Gracias por tu sustancioso aporte y recibe un cordial saludo.
Hola, buen día. Muy buena la página, enriqueció mucho mi percepción.
ResponderEliminarAl igual que Paco, pero sin formación musical en mi caso, me ha tocado experimentar esas elevadoras sinfonías perfectas del humor.
Veo, que allí en donde no llega la palabra y su experiencia, debe completarse con otro lenguaje de los sentidos. Desde mi punto de vista, considero que existe una sintesis entre sentir y pensar como el gran director de la orquesta mental, que es la consciencia. Pareciera que todas las puertas de libertad se abren en la práctica de la diversidad de los lenguajes, y así, expresar nuestra naturaleza, comunicándonos y relacionándonos plenamente.
Es como si todas la potencias de esa partícula de vida que somos, buscara un cauce en un verbo, como si se tratase de un movimiento perpetuo de un SI, que puede ser absolutamente cualquier cosa, y que solo es, cuando se consuma en la realidad, y cuando no es, emerge la complejidad para compensar y completar ese verbo nebuloso. Esto me hace reflexionar en como se asienta una estructura de memoria cuando hay orden, y este orden, ya no interfiere en el pensamiento creando tiempo.
En definitiva, solo se trataría de dirigir un flujo energético, en donde la resistencia pareciera ser solo contenedora de la dirección del objetivo creativo. Entonces de los 7 sentidos fundamentales, se sumaría un octavo sentido creativo, sería el sentido supremo al que podamos tener acceso conscientemente.
Posiblemente esta afinación de los sentidos, en donde considero a la empatía como el primordial, nos llevaría a un estado comunicativo superior y probablemente, ante esa claridad sensitiva, tienda a disolver la influencia de la mentira y el engaño al ser ostensiblemente visibles.
No afirmo que la enfermedad se cura con el verbo correcto, que lo necesita y que lo encuentra la persona por cuenta propia, pero si. Ahora, si consideramos a la enfermedad como una interferencia disonante, a lo mejor habría que revisar esta percepción en los supuestamente no enfermos, para conocer las escalas y las secuencias del que intenta curar a otra persona. Esto quiere decir que para ver la cura primero hay que tener "la enfermedad", el verbo equivocado, confundido, contradictorio, estancado.
Así pues, pareciera que la pulsión no es otra cosa que la natural búsqueda que sale desde un origen que ya posee la respuesta, soterradamente, una carga que acompaña al proceso creativo en búsqueda de sublimación y de un relato.
¿Sería esa adicción al dolor y el sufirimiento en el proceso creativo, un proceso transitorio hacia un nuevo arte?
¿Sería esta necesidad acostumbrada, como las interferencias hacia espacios superiores de la consciencia y de la vida comunitaria?
Pareciera que todo lo define el humor o la seriedad del actor en la representación de la obra, en donde la verdad se manifiesta cuando las barreras predefinidas de lo que impide ver al otro, caen.
A lo mejor, una nueva concepción de la vida pueda hacer traspasar el mapa educativo en el territorio de experiencia y transformación, en donde el proceso comunicativo y de relación con el otro converjan en un servicio social común.
Gracias y Salud, ahora sé, que tengo que estudiar música.