La Medicina es como profesión excelsa, pero como ciencia humildísima, y hay que aceptar esta insuficiencia y esta humildad en gracia a esta excelsitud. Gregorio Marañón
Yo a veces les digo a los pacientes que en medicina dos y dos son cinco... o puede que tres. Es decir, que la exactitud no existe como en las matemáticas: la medicina no es una ciencia exacta. Incluso se la llega a negar como ciencia. Por eso muchas veces se precisa de su componente de arte para alcanzar el objetivo deseado. Hemos visto a través del tiempo los cambios de parecer suscitados en torno a la limitada ciencia médica, humildísima e insuficiente como dijo Marañón.
En el campo de nutrición, hace años llegó a condenarse el aceite de oliva, en favor del aceite de girasol, para posteriormente ensalzar sus cualidades saludables hasta el límite de la exageración. En pediatría, se aconsejó que la mejor posición para dormir los bebés era boca abajo, con el fin de evitar riesgos de muerte súbita, pero desde hace unos años se aconseja lo contrario: dormir boca arriba. En ginecología, antes se recomendaba realizar la autoexploración mamaria como método de cribado para el diagnóstico precoz de cáncer de mama, y ahora ya no se recomienda. En cardiología, hace tiempo se proscribían los betabloqueantes en la insuficiencia cardíaca, después se concluyó que su uso era obligado para tratar esta dolencia cardiaca, surgiendo en la actualidad algunos argumentos en contra de tan contundente aseveración. Viéndonos desde el exterior, un extraterrestre podría exclamar: "¡Estos terrícolas están locos!", y no iría errado en su valoración.
Hay otros muchos ejemplos de cambios de parecer en las recomendaciones médicas que harían este texto interminable, afirmaciones y negaciones alternantes que realzan el dicho: donde dije digo, digo Diego. Todos ellos demuestran las contradicciones en la que estamos inmersos y la necesidad de apelar a la "humildad", a la modestia propugnada por Osler, sabiendo de la inexactitud en el ámbito de las ciencias de la salud. Y es que aquí no se puede hablar ex cathedra; reconociendo nuestra humana limitación, debemos huir de sentencias médicas concluyentes. Con el arte hipocrático, es fácil que nos pasemos o que nos quedemos cortos. Lo dicho: en medicina, dos y dos son cinco... o quizá tres.
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En el campo de nutrición, hace años llegó a condenarse el aceite de oliva, en favor del aceite de girasol, para posteriormente ensalzar sus cualidades saludables hasta el límite de la exageración. En pediatría, se aconsejó que la mejor posición para dormir los bebés era boca abajo, con el fin de evitar riesgos de muerte súbita, pero desde hace unos años se aconseja lo contrario: dormir boca arriba. En ginecología, antes se recomendaba realizar la autoexploración mamaria como método de cribado para el diagnóstico precoz de cáncer de mama, y ahora ya no se recomienda. En cardiología, hace tiempo se proscribían los betabloqueantes en la insuficiencia cardíaca, después se concluyó que su uso era obligado para tratar esta dolencia cardiaca, surgiendo en la actualidad algunos argumentos en contra de tan contundente aseveración. Viéndonos desde el exterior, un extraterrestre podría exclamar: "¡Estos terrícolas están locos!", y no iría errado en su valoración.
Hay otros muchos ejemplos de cambios de parecer en las recomendaciones médicas que harían este texto interminable, afirmaciones y negaciones alternantes que realzan el dicho: donde dije digo, digo Diego. Todos ellos demuestran las contradicciones en la que estamos inmersos y la necesidad de apelar a la "humildad", a la modestia propugnada por Osler, sabiendo de la inexactitud en el ámbito de las ciencias de la salud. Y es que aquí no se puede hablar ex cathedra; reconociendo nuestra humana limitación, debemos huir de sentencias médicas concluyentes. Con el arte hipocrático, es fácil que nos pasemos o que nos quedemos cortos. Lo dicho: en medicina, dos y dos son cinco... o quizá tres.
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El tiempo pasa, la ciencia avanza y las ideas cambian...
Time after time - Miles Davis
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Un comentario en Facebook:"El doctor ESG (un médico ya fallecido) me comentó en una ocasión que si todos los pacientes a los que prohibió en su día el pescado azul, los huevos, el aceite de oliva o el vino reclamasen daños y perjuicios, no saldría vivo de su consulta".
Que sea médico más grave
quien más aforismos sabe,
bien puede ser;
mas que no sea más experto
el que más hubiere muerto,
no puede ser.
GÓNGORA
ANEXO: POEMAS SOBRE MEDICINA [Médico, Salud, Sanidad, Enfermedad]
A un médico tuerto, Juan del Valle y Cabiedes+ [y AQUÍ]
Al niño enfermo, Miguel de Unamuno++
Anatómica, Enrique Geenzier
Bien puede ser, Luis de Góngora [11ª estrofa]+ –humor
El mal del siglo, José Asunción Silva –Lectura AQUÍ
El médico cazador, Vital Aza+
El médico de la aldea, Javier del Granado+
En tren. Flor de verbasco, Antonio Machado+++ –hospital
Eutanasia, Enrique Geenzier++
Explicando una tarde anatomía, Eusebio Blasco –Lectura AQUÍ
Las palabras (The Words: ‘‘My mother said’’), Donald Hall++ [Poemas D. H.]
Médico, doille a cabeza, Rosalía de Castro
Médico titular, Juan Ramón Jiménez+ –médico de pueblo
Neuropatillo, Juan Ramón Jiménez+ –médico especialista
Poema del manicomio, Carlos Oquendo de Amat+++ [Coment. AQUÍ]
Radiografía, Manuel Alcántara [y AQUÍ]
Receta segura contra la hipocondría, Francisco Gregorio de Salas++++
Rosa de sanatorio, Ramón María del Valle-Inclán+++ [y AQUÍ]
Sacamuelas que quería concluir con la herramienta de una boca, F. de Quevedo+
Si ser médico es..., Gregorio Marañón+ [y AQUÍ]
Soneto de tus vísceras, Baldomero Fernández Moreno –Lectura AQUÍ
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+Sobre médicos + otros profesionales de la salud (incluidos charlatanes).
—Juan Ramón Jiménez se burla de los médicos, de un médico de pueblo y de un especialista (que considera ‘especialistito’). Sin embargo, cabe recordar su amistad con el doctor Luis Simarro, neurólogo y psicólogo; recibió cuidados de salud mental en su sanatorio y vivió un tiempo en su casa.
A caballo, ¡Dios suyo!, sobre un catre de cobre
parece que se abre en canal como el... Rey.
...Al llegar a la puerta de la choza del pobre,
potro y galeno toman el pulso de la grey.
Médico titular
Este especialistito Casualidad, galeno
por vicio, ha visto a nuestro Hume-Wundtiano, cuando
le pregunta algún cliente: “Y esto, doctor, es bueno?”,
responder: “Eso dicen”…, y seguir trabajando.
Neuropatillo
—En «Sacamuelas...», el espíritu crítico quevediano no tiene límites.
Quitarnos el dolor, quitando el diente,
es quitar el dolor de la cabeza,
quitando la cabeza que le siente.
—Ser médico, según Marañón, en su ensayo Vocación y ética (1935).
Si ser médico es entregar la vida a la misión elegida...
Si ser médico es no cansarse nunca de estudiar...
Si ser médico es hacer de la ambición nobleza; del interés, generosidad; del tiempo, destiempo...
Si ser médico es amor, infinito amor, a nuestro semejante...
Entonces ser médico es la divina ilusión de que el dolor, sea goce; la enfermedad, salud; y la muerte vida.
++Sobre enfermos.
—«El deshauciado», de José María Gabriel y Galán, poema sobre un paciente insatisfecho, escrito en dialecto altoextremeño (del poemario Extremeñas).
—«Las palabras» (The Words: ‘‘My mother said’’), de Donald Hall (1928-2018): interesante poema sobre un paciente con cáncer de pulmón inoperable.
My mother said, "Of course,
it may be nothing, but your father
has a spot on his lung."
(Mi madre dijo: "Por supuesto,
puede que no sea nada, pero tu padre
tiene una mancha en el pulmón".)
—Novelista y poeta ocasional, Baroja nos dejó su socarronería en estos versos.
Somos la flor y nata
de los artríticos,
somos la quinta esencia
de los nefríticos;
tenemos casi siempre
hipertensión
y una vaga hipertrofia
del corazón.
Canción de los artríticos
+++Sobre hospitales, clínicas, sanatorios.
—«Poema del manicomio», de Carlos Oquendo de Amat (1905-1936), es un poema de disposición gráfica, y complicada interpretación, en el que el yo lírico parece experimentar una transformación con el paso de la mirada de niño a la de adulto; el niño parece huir de la locura del mundo hacia la suya propia y el adulto añorar no haber la locura colectiva de la calle.
Tuve miedo
y me regresé de la locura...
–Poema de su único poemario, 5 metros de poemas, escrito en una hoja de esa longitud desdoblable como una acordeón; se trata de poesía de vanguardia, inspirada en el surrealismo, el creacionismo y el ultraísmo, movimientos poéticos del momento; los poemas transmiten imágenes poéticas casi oníricas y hay poemas en forma de caligrama.
–Lecturas AQUÍ
—«Rosa de sanatorio», de Ramón María del Valle-Inclán, parece inspirado en una experiencia hospitalaria del autor, con sensaciones olorosas y visuales.
Bajo la sensación del cloroformo
me hacen temblar con alarido interno,
la luz de acuario de un jardín moderno
y el amarillo olor del yodoformo.
++++Sobre tratamientos, terapias, remedios, curas.
—La «Receta segura contra la hipocondría», de Francisco Gregorio de Salas (1729-1807), es más conocida en una variante: «Décima de Letamendi» (Consejos para una vida sana). Los cambios hechos por el doctor Letamendi, subrayados en el poema que reproduzco completo, son mínimos: versos 1-"arreglada", 2-"hacer muy ", 4 -"alterarse" y 7 -"aprehensión".
Vida honesta y ordenada,
usar de pocos remedios
y poner todos los medios
de no apurarse por nada.
La comida moderada,
ejercicio y diversión,
no tener nunca aprensión,
salir al campo algún rato;
poco encierro, mucho trato
y continua ocupación.
*«A la Expedición Balmis» (título completo: «A la expedición española para propagar la vacuna en América bajo la dirección de don Francisco Balmis»), de Manuel José Quintana (1772-1857), sobre la epopeya del doctor Francisco Javier Balmis (1753-1819), cirujano y médico militar español que encabezó la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna (Expedición Balmis); con él iba la enfermera Isabel Zendal. En el poema se nombra a Edward Jenner (1749-1823), médico rural, investigador y poeta, creador de la vacuna contra la viruela y considerado padre de la inmunología.