Se considera error médico el “daño provocado al paciente, por acción o inacción del médico, en el ejercicio de la profesión y sin intención de cometerlo”, ya en forma de error inevitable, impericia, imprudencia o negligencia. Hemos dedicado aquí una amplia entrada a los errores médicos. La cuestión es dilucidar con precisión su forma. El error médico inevitable obedece a las circunstancias, de tiempo y lugar. La impericia nos habla de incompetencia (insuficiencia, ineptitud). La imprudencia, de temeridad. Y la negligencia, de descuido o falta de aplicación en la labor.
En la celebrada serie televisiva Centro médico, de finales de la década de 1960 (con el Dr. Gannon al frente), se trató este asunto. En un capítulo, un médico del hospital es demandado por haber intervenido a una paciente y dejarla inválida. Y desde la directiva instan a una investigación por negligencia médica, incompetencia (impericia) e irresponsabilidad, matizada como impaciencia (por correlación: imprudencia). Es decir, lo acusan de las tres variantes punibles de error médico. Pero el Dr. Gannon considera que hizo lo necesario para salvarle la vida a la paciente; de ser así, en términos legales habría obrado conforme a lex artis.
—¿Creen que me equivoqué? Pues es su opinión, no la mía... Yo estudié medicina para curar personas, no para entablar discusiones...
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Anexo. Los errores médicos han sido tratados en el cine y la televisión. Y hay una película con el título Error médico (Malpractice).
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