miércoles, 9 de octubre de 2024

Un nuevo MENA (mayor, extraño, no acompañado)


El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad.
Gabriel García Márquez
Soy un mayor, lo que significa que recibo múltiples presiones imperativas, tanto latentes como manifiestas, para ser alojado en el espacio social asignado para los que salen de la gran sociedad. También un extraño, en tanto que me inscribo en la retaguardia digital. Sigo saliendo al espacio público sin móvil, lo que me otorga la condición de incomprensible para las legiones smartphonizadas. Y no acompañado, lo que suscita en las profesiones de la salud y los servicios sociales un incremento de presiones para ser controlado, inspeccionado y dirigido, de modo que se recorte mi autonomía y crezca mi dependencia, en la perspectiva de la siguiente fase, que es la del encierro final en una institución de custodia de rostro humano, pero que conserva el ADN del asilo. Así se conforma la última versión de un nuevo MENA, que comparte con la originaria de los menores el atributo del encierro y la expulsión de la gran sociedad.
Es el autorreconocimiento del sociólogo Juan Irigoyen como «nuevo MENA», en una sociedad que excluye a los viejos y abusa o se aprovecha de ellos, en su supuesta condición de seres desvalidos que no pueden defenderse. Maldito edadismo... En este fragmento de un artículo editado en su blog Tránsitos intrusos, con fecha 1 de febrero de 2024, manifiesta su sentir el autor, que falleció cuatro meses después, el 31 de mayo, a los 75 años de edad. Sólo tres días antes, había editado su último artículo, tanto o más amargo: «Ochocientos: en el invierno biográfico». Sobre su figura, profesional y humana, escribió Juan Gérvas una sentida semblanza: «Murió Juan Irigoyen...; y Sergio Minué hizo un particular retrato de su personalidad: «In memoriam: Juan Irigoyen, un hombre libre». D. E. P.

Cronicidad: la mirada desde el interior – Juan Irigoyen 

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