viernes, 8 de noviembre de 2024

El enfermo mental


El enfermo mental es la persona aquejada de algún problema de salud mental. Nos referimos a trastornos mentales (enfermedades mentales o alteraciones psiquiátricas), afecciones que impactan su pensamiento, las emociones y/o el comportamiento –la conducta–. La terminología ha ido cambiando a través de tiempo, para evitar susceptibilidades y por la relación de cualquier alteración de la mente con el término «locura»; a nadie gusta que lo tilden de loco. Y la normativa acabó modificándose: la Ley General de Sanidad (Ley 14/1986, de 25 de abril)* cerró manicomios –hospitales para locos, que encerraban a enfermos mentales– e impulsó unidades de salud mental, integradas en hospitales generales, más abiertas. El propósito era no estigmatizar a los enfermos mentales. Pero la norma sólo surtió efecto para los centros psiquiátricos públicos, que desaparecieron, y no para los privados, pues, nuevos o renovados, siguieron existiendo y aún existen; eso sí, con la denominación moderna de hospitales psiquiátricos. Por ello nos preguntamos si en los hospitales psiquiátricos privados no se estigmatizan. En fin... El enfermo mental, la persona que sufre, sigue siendo la víctima de los vaivenes clasificatorios y normativos. También de una sociedad cada vez más enfermiza.
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Crazy – jazz instrumental
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Entradas relacionadas (sobre salud mental)
A más medicina, peor salud –Clasificación de trastornos psiquiátricos

Anécdota psiquiátrica
Un sábado por la mañana: aviso urgente por una paciente con conducta suicida; el médico de familia movilizado acude a su domicilio y decide traslado al hospital general de referencia (público), acompañando a paciente. Lunes por la mañana, dos días después: aviso urgente para ver a la misma paciente y por el mismo motivo, amenaza de suicidio, esta vez en una cafetería; el mismo MF, que tuvo que dejar su consulta ordinaria, sorprendido por lo que le dicen: quedó ingresada durante el fin de semana en un hospital psiquiátrico privado-concertado, tras ser derivada desde el hospital general de referencia, y ya le dieron el alta; el médico llama a dicho hospital y habla con el psiquiatra que había atendido a la mujer, para decidir si debe derivarla allí directamente o, siguiendo protocolo, al hospital público de referencia; el especialista de la mente, que informa de que en ese momento le estaba elaborando el informe de alta (sorprendido por esta manifestación, el MF frunce el ceño), duda unos instantes (mientras el MF piensa malamente: «Si primero va por vía pública y la vuelven a enviar al hospital privado-concertado, nueva facturación...»), y, al final, decide que se la derive a él directamente. [Fue una vivencia personal. Y un pequeño detalle: la paciente estaba asignada a otro MF.]

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