domingo, 3 de noviembre de 2024

Gota fría

Lluvia convectiva

Hay lecciones aprendidas –o que se debieron haber aprendido– de anteriores desastres naturales y que parecen olvidarse. Un educativo artículo de Xosé Luís Barreiro Rivas, en La Voz de Galicia, nos recuerda la cuestión preventiva para minimizar los efectos dañinos de las terribles lluvias torrenciales que provocan riadas e inundaciones, como las producidas ahora por la espantosa gota fría o DANA de Valencia. [DANA: depresión aislada en niveles altos.] Pero el daño producido por el agua desatada ya está hecho y, aparte de lamentar la insuficiencia (¿incompetencia o negligencia?) de nuestros gobernantes, lloramos por los muertos y declaramos nuestra solidaridad con todos los afectados, víctimas en mayor o menor grado, muchos de los cuales están sobreviviendo a duras penas. Se nos revuelven las entrañas y vomitamos un rabioso soneto...


GOTA FRÍA

No existe peor desastre natural 
que el que se desatiende o mal se atiende;
si la administración se desentiende,
puede esperarse que mayor sea el mal.

La gente va muriendo y no es normal
ponerse a discutir de lo que tiende
a política guerra y que no entiende
quien no tiene mirada criminal.

Quedan solos los muertos; los demás
sufren las pérdidas de familiares
o amigos y de casas, además

del vil saqueo en dañados hogares
por el agua... No les consuela más 
que el fraternal auxilio por millares.

[2024, 2 nov.]
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El desastre no ha afectado a la ciudad de Valencia, gracias al Plan Sur aplicado en su momento (1958-1969). Pero sí a los aledaños y otras comarcas próximas, carentes de planes preventivos. Esta realidad y lo que está sucediendo nos hacen plantear interrogantes. Las riadas se vienen produciendo periódicamente desde siempre, pero ahora muchos achacan la causa al cambio climático. ¿Es demostrable? Se ha dejado construir en ramblas, en zonas inundables. ¿No es reprochable la mala planificación urbanística? Para colmo, la cantidad de coches que circulan en espacios urbanos complican las tareas de rescate. ¿Cabe plantearse limitaciones futuras a la circulación de vehículos? Y hay reproches entre poder central y comunidad autónoma, una guerra política entre gobiernos no coincidentes ideológicamente que en situaciones calamitosas como ésta no nos pueden llevar a buen puerto. Mientras se debate qué administración tiene la competencia en este evento natural, los ciudadanos afectados sufren las consecuencias. ¿No es esto censurable? Es desesperante asistir a una descoordinación de los operativos de rescate y en la falta de organización de la asistencia a los afectados, deficiencias impropias de un país desarrollado o del primer mundo (esta falta de coordinación nos hace recordar la pandemia coronavírica). ¿No es preciso un mando único que ponga orden, que logre la eficacia necesaria para salvar el mayor número de vidas y canalizar el apoyo logístico en toda su extensión (alimentos, ropa, medicamentos...)? [Y pienso en especial en la imprescindible logística sanitaria.] Tenemos inundaciones, huracanes, terremotos, erupciones volcánicas… y una carencia importante: la prevención para minimizar riesgos de daños producidos por estos desastres naturales. Por ello, ¿no sería conveniente una ley de desastres naturales? (*) Por supuesto, contemplando medidas de prevención de daños y protocolos de actuación en todo el territorio nacional.
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(*) Veo que hay una Ley sobre Desastres internacional, pero no una expresa sobre desastres naturales y nacional, tan necesaria aquí teniendo comunidades autónomas con competencias que no parecen estar claras todavía. [Teniendo Protección Civil y Comité Estatal de Coordinación, quizá convendría esa ley que regule la actuación en desastres e impida choques de competencias territoriales.]

Crónica del mayor desastre natural de España
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Otras entradas sobre desastres naturales
Cataclismos que desordenan (Inundaciones en Alemania, jul. 2021)
Vivir en áreas de desastres naturales (Erupción volcánica de La Palma, sep. 2021)

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