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Nos están vendiendo enfermedades psiquiátricas con el fin de vendernos píldoras de la felicidad. Nos estamos convirtiendo en una sociedad de adictos a las pastillas. Allen Frances
Además del manual, también es muy culpable de querer achacar enfermedades a todo el lobby de la industria farmacéutica. (...) Por ello se necesita una reeducación que afecte a toda la población. Muchos pacientes se sienten mal y piensan que por ir al médico y que éste les recete una pastilla van a estar mejor y no siempre es así.
Su homólogo el doctor Peter Gotzsche, director del Nordic Cochrane Center (centro dedicado a evaluar la evidencia científica en tratamientos médicos, denuncia que el uso de medicamentos prescritos es la tercera causa de muerte después del cáncer y de las enfermedades cardíacas. (...) “algunos medicamentos, como los antidepresivos, tienen una eficacia similar a la del placebo”.
Según las estadísticas, España ocupa el segundo puesto en consumo de tranquilizantes. Antonio Cano, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense afirma: “No somos un país con más trastornos de ansiedad. Tendemos a psicopatologizar algunos problemas de la vida, por ejemplo, el duelo. La tristeza es normal tras perder a un ser querido. Ir al médico a sabiendas que te va a dar una pastilla es patologizar un problema que no es una enfermedad. La OMS dice que en los duelos no se deben dar psicofármacos. No lo dice por cuestión ideológica sino porque hay personas que se pueden enganchar para toda la vida”.
Otro problema que puede derivar al uso incontrolado de los fármacos es la atención primaria. Los médicos de esta unidad tienen aproximadamente tres o cuatro minutos para atender a cada paciente. (...) En España, ha aumentado el consumo de ansiolíticos e hiptnóticos en un 57,4% entre el año 2000 y 2012. Muchos de los problemas emocionales o psiquiátricos están derivados de la crisis económica: ansiedad y depresión por el paro, situación económica, fracaso escolar, etc.
Vemos por tanto una preocupante afectación de la salud mental de la población; y la psiquiatría, como ciencia médica, tiene mucho que decir... o que callar (el exceso farmacológico y la desatención de los factores sociales, nos hacen reparar en la antipsiquiatría). Además, como parte de la medicalización de la vida, se habla de psiquiatrización de la vida, en el sentido de que todo malestar psíquico se interpreta como algo patológico. La educación y la información, o más bien la deficiencia educativa y la intoxicación informativa, contribuyen a este nuevo mal. Cabe plantearse el dar un nuevo enfoque a la atención a la salud mental (con los ‘necesarios’ psiquiatras y psicólogos clínicos), en este contexto de psiquiatrización de la vida que conlleva mucha demanda. Necesitamos calidad de atención, no cantidad.
SALUD MENTAL. Estado de bienestar mental, que ha ido empeorando por diversos motivos: exceso de información (los ignorantes parece que son más felices), especialmente con la llegada de Internet, con la desmembración familiar y con el envejecimiento poblacional (tendencia a la marginalización del anciano). Podríamos concluir, de modo dramático, que vivimos en un mundo de locos –del que el médico no se escapa–, sin que las auténticas enfermedades mentales hayan aumentado. Pero si no hay bienestar, por definición tampoco hay salud… ¡Vaya lío!
[Nosolgía]
Caminamos hacia una medicina por protocolos y hacia una sociedad de enfermos, porque lo que antes era normal –ahora siguiendo el esquema de salud que auspició la OMS–, ha pasado a ser enfermedad. Según ese esquema, nadie está sano: un adolescente por ser adolescente, una persona mayor, por ser mayor; algo absurdo.
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