Barroco
La llegada del Barroco (aproximadamente de 1600 a 1750) marca una controvertida línea divisoria, al considerarse que con su advenimiento en el siglo XVII se habría llegado al final de la “música antigua”. El término barroco, procedente del portugués (“perla deformada”) y tomado de la arquitectura, musicalmente hace referencia a una ornamentación recargada que se identifica con el contrapunto de la polifonía; construcciones musicales con la técnica contrapuntística son el canon y la fuga. La música barroca también se allega a la monodia acompañada con una textura musical en la que una voz superior se destaca sobre otras que forman el llamado bajo continuo, como relleno armónico de la melodía principal, función realizada por uno o varios instrumentos armónicos capaces de producir acordes o polifonía, caso del clavecín.
La monodia acompañada es aquí un elemento de la “ópera”, forma musical aparecida en Florencia a finales del siglo XVI y perfeccionado por Claudio Monteverdi (1567-1643), el músico que personifica la transición. Y también de la “cantata” y el “oratorio”, las nuevas formas musicales cantadas de este periodo. El género vocal barroco se caracteriza por el recitativo, en el cual el ritmo de la palabra determina el discurso melódico. En esta época consiguen convivir al fin la música sacra y la música profana
La música instrumental evoluciona especialmente durante el siglo XVII, desarrollándose formas instrumentales como la “suite”, la “sonata” y el “concerto”. A finales de ese siglo se impone la tonalidad como sistema de relación armónica, expresando un único estado de ánimo en toda una obra. El instrumento musical barroco por excelencia es el violín, aunque también destacan el clavecín –clave o clavicémbalo– y el órgano de teclado.
Los dos magnos compositores de este periodo son Johann Sebastian Bach (1685-1750) y Georg Friedrich Haendel (1685-1759).
En resumen, con el advenimiento del Barroco (s. XVII) se impuso la escritura contrapuntística y de bajo continuo, se perfeccionó la ópera y se desarrollaron otras formas vocales (cantata y oratorio), evolucionó la música instrumental (suite, sonata, concerto) y se estableció la tonalidad como sistema de relación armónica, expresando un único estado de ánimo en toda una obra. Bach y Haendel sobresalen en este tiempo.
Clasicismo
Tras el Barroco, el Clasicismo (aproximadamente de 1750 a 1820) marca otro punto de inflexión en la historia de la música. Reacciona contra el rígido contrapunto barroco y la idea de mantener un único sentimiento anímico, ampliando el margen de libertad creativa. Se abandona definitivamente el estilo polifónico para adoptar la sencillez de la melodía acompañada. Y la música instrumental toma protagonismo sobre la vocal.
El concepto de música clásica se refiere en general a todos los períodos de la música culta europea, pero las composiciones clásicas propiamente dichas pertenecen a este período. No se trata de un redescubrimiento e imitación del arte sonoro greco-romano, porque nada se sabe de cómo sonaría la música de la Antigüedad, anterior a 476, año de la caída del Imperio Romano; al no existir entonces notación escrita, la música antigua permanece desconocida.
El Clasicismo musical busca el perfecto equilibrio entre armonía y melodía. Supone una fase trascendental en la evolución de la música tonal, que irá cada vez más lejos del llamado centro tonal hasta dar comienzo a la época romántica. En este periodo aparecen nuevos instrumentos, como el piano y el clarinete; se mejoran otros del periodo Barroco, como el fagot, el oboe y el contrabajo; y pierden vigencia la viola da gamba, el clavicordio, la flauta dulce, el laúd y el clavecín.
En el Clasicismo se hace distinción entre música de cámara y sinfónica, imponiéndose nuevas formas musicales: el “cuarteto” y el “trío” de cuerdas, la “sonata” para teclado y la “sinfonía”. Y se configura la Orquesta Sinfónica.
El apogeo clásico se alcanzó en el s. XVIII con tres grandes compositores e innovadores archiconocidos: Franz Joseph Haydn (1732-1809), Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) y Ludwig van Beethoven (1770-1827).
En resumen, el Clasicismo reaccionó contra el rígido contrapunto barroco y la idea de mantener un sentimiento monocorde, adoptó la textura de melodía acompañada, amplió el margen de libertad creativa, hizo distinción entre música de cámara y sinfónica, y aportó nuevas formas musicales (cuarteto de cuerda, sonata para teclado, sinfonía). Los grandes compositores de este periodo son Haydn, Mozart y Beethoven. Y habrá de ser este último el promotor del trascendental período romántico, ya en el s. XIX.
Romanticismo
Tras el Clasicismo, llega el Romanticismo para ocupar casi todo el siglo XIX y abrazar los inicios del XX. El Romanticismo musical está relacionado con la corriente romántica literaria, artística y filosófica que lo precede (entre 1780 y 1840), con el fundamento ideológico de que la verdad sólo se puede captar a través de la emoción o el sentimiento. La música romántica procura expresar las emociones, sin que deba interpretarse como dulce, suave y ensoñadora. Por otro lado, no toda la música del Romanticismo se ciñe a unas características determinadas, ni toda la música romántica se encuadra en el periodo romántico; compositores posteriores adoptaron la estética romántica.
Con el impulso de Ludwig van Beethoven (17701-1827), que parte del Clasicismo, el Romanticismo va avanzando en nuevas direcciones, cada vez más abiertas, y se van poniendo en valor la originalidad, la libertad individual y la fuerza emotiva, los sentimientos, en suma. Se acrecienta la ópera y la sinfonía alcanza su máximo esplendor, al tiempo que se exprimen las posibilidades del piano y composiciones intimistas como los “Lieder” alcanzan su plenitud. Alemania domina en lo instrumental e Italia en lo operístico. Francia abraza el movimiento romántico y en la periferia europea se despierta un fervor nacionalista que se impone en lo musical.
En esta etapa histórica de popularización de la música, se presta atención a las propias raíces, al folklore particular de cada pueblo, y en los países musicalmente no dominantes surge un movimiento: el nacionalismo musical. Otras artes, como la literatura y la pintura, influyen en la creación musical dando lugar a composiciones programáticas o descriptivas –algunas bajo la novedosa forma musical del “poema sinfónico”–, si bien la música abstracta o pura, sin referencias exteriores, se mantiene vigente. Los músicos menos ortodoxos buscan y prueban, emprendiendo arriesgados viajes sonoros, a veces de ida y vuelta.
Es la época de otros grandes compositores: Franz Liszt (1811-1886), Hector Berlioz (1803-1869), Franz Schubert (1797-1828), Robert Schumann (1810-1856), Johannes Brahms (1833-1897), Frederick Chopin (1810-1849), Piotr Illich Tchaikovsky (1840-1893), Richard Wagner (1813-1883), Giuseppe Verdi (1813-1901), etc. Cabe resaltar la originalidad de los dos primeros, desasosegados e influyentes en su momento.
En resumen, el Romanticismo musical partió de la corriente romántica general con el impulso de Beethoven, dio valor a la expresión emocional, a la originalidad y a libertad sonoras, bebió en las fuentes del folklore musical, se inspiró en la literatura y en las bellas artes, y consiguió popularizar el arte sonoro. A este periodo pertenecen compositores de todos conocidos: Liszt, Berlioz, Schubert, Schumann, Brahms, Chopin, Tchaikovsky, Wagner, Verdi…
Como colofón a este largo artículo, propongo de ilustración audiovisual un video que hace un somero recorrido a través de la historia de la música, desde la Antigüedad hasta el Romanticismo, pasando por el Barroco y el Clasicismo. Espero que les sirva de utilidad y, sobre todo, que disfruten de la música.
***
Enlaces externos relacionados:Entradas relacionadas:
Gracias, amigo José Manuel: para los no iniciados como quien suscribe, este apunte histórico musical es de suma claridad y utilidad orientadora. Un cordial abrazo.
ResponderEliminarUn repaso muy clarificador, José Manuel; es buena idea dar una visión general y mirar la historia "a vista de pájaro"; centrarse demasiado en el detalle, con frecuencia, impide apreciar el conjunto.
ResponderEliminarBicos.
Hola Jose Manuel, muchas gracias por tu aporte en mi blog.
ResponderEliminarExcelente este post, muy completo.
Saludos y muchas gracias por la informacion.
Hola, Pepe:
ResponderEliminarPara los amantes de la música que sabemos algo pero ni de lejos tanto como tú, es realmente fantástico este artículo, porque nos refresca algunas cosas que teníamos medio olvidadas, nos enseña algunas que desconocíamos y, como dice alguien en otro comentario, nos da una utilísima visión a vista de pájaro. Fenomenales también los enlaces sonoros. Eres un tío de los de antes. Un abrazo.
Este "CURSO" debería estar acreditado por alguna universidad prestigiosa, no menos que Oxford, Cambridge, Harvard o Yale. Pero no importa; aunque "no dé" créditos universitarios hay que seguirlo porque es muy muy bueno. Se aprende mucho y se disfruta más.
ResponderEliminarGracias miles y un fuerte abrazo.
P.D.: Te envío un enlace al blog de otro querido amigo, porque creo que te gustará esta entrada:
http://antcastillog.blogspot.com/2010/10/la-ciudad-del-olivo.html
Querido Lizardo, sólo trato de poner en orden los conocimientos ajenos, para tratar de entenderlos y que a otros también les sirvan de utilidad. Si de algún modo clarifican y orientan, como dices, ya me doy por satisfecho. Un abrazo.
ResponderEliminarA ti, querida Lola, como experta musical, no creo que te clarifique demasiado este artículo a modo de histórica visión de conjunto, a vista de pájaro. Te aseguro que me he esforzado en darle coherencia y espero que les sirva de estímulo a los no iniciados para entrar en detalles. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminar¿Qué tal Pablo? De entrada te agradezco tus halagadoras palabras, que uno recibe con especial agrado cuando provienen de un viejo amigo. Como docente que eres, y preocupado por la mejora de la enseñanza, comprendes bien el valor de la buena comunicación para la asimilación del conocimiento. Yo procuro, y tengo dudas de que lo consiga, transmitir lo que aprendo a través de un cauce lo más diáfano posible. Un abrazo.
ResponderEliminarYa sabes, querido Francisco, que esta universidad es abierta y que nos acreditamos nosotros mismos con nuestro mutuo reconocimiento. Eso sí, la falta de retribución es compensada por la satisfacción moral que gente como tú me proporciona (aunque uno siempre esté abierto a proposiciones de insignes universidades británicas o norteamericanas como las que citas). Un abrazo y gracias por el interesante enlace a "la ciudad olívica".
ResponderEliminarPerdona, amiga Claudia, que deje te dé respuesta en último lugar, pero había seguido el orden de comentarios y me ha fallado el envío en su momento. No tienes que agradecerme el comentario referente a la muerta de Liszt, pues lo interpreto casi como un deber cibernético entre amantes de la música. No creas que estoy totalmente satisfecho con este post; le he dado vueltas y vueltas hasta convencerme de que decía lo suficiente en un texto ajustado. Verás que los videos tienen errores, pero son los mejores que he podido encontrar para ilustrar los textos y, además, se ven con bastante agrado. Un cariñoso saludo.
ResponderEliminar