¡Qué diferencias de valor hay en las humanas cosas!... Las
pirámides de Egipto son grandes construcciones, fabulosas y hermosas, pero no
de utilidad pública, fruto del egocentrismo y destinadas a la morada de un solo
hombre en su ambición suprema: la salvación eterna, aún a costa de muertes
anónimas, sin valor, sin importancia alguna. Por el contrario, los puentes
romanos fueron construcciones útiles para las tropas del Imperio, pero también
para los civiles de aquel tiempo y de todo tiempo, menos pretenciosas, más
humanas –por lo tanto cercanas– y también hermosas. No dejan de ser
estimaciones supeditadas a juicios de valor y, por tanto, subjetivas.
Diferencias de
valor puede haber también en el enfoque de una misma cuestión vista de desde
diferente ángulo. Por ejemplo, entre una consulta por un mismo motivo en la
sanidad pública y en la privada. Independientemente de la calidad de la atención o de los resultados, cuántas veces el servicio gratuito (de pago indirecto) queda
supeditado en su estimación al que se paga directamente. Una forma diferente
de valoración dependiente del coste que, en este caso, nos lleva a recordar
aquello de que “el necio confunde valor con precio”.
Lo que no obsta para girarse hacia el humor con autocrítica...
Lo que no obsta para girarse hacia el humor con autocrítica...
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