Los ojos en la poesía están presentes en general con un sentido amoroso. Inspiran a los poetas su forma, su color o su gesto, cambiante según la apertura de los párpados; en suma, su belleza y su expresión. Pero también llama la atención de los creadores el aspecto psicológico de la mirada, por su hondura (lo vimos en «La hondura de lo humano. Semblanza y elegía de don Gregorio Marañón», de Luis Rosales), su penetración, su efecto amedrentador, etc. Podemos apoyarnos en el escrito de una página oftalmológica que relaciona ojos y poesía: La mirada en la poesía (aunque el poema atribuido a Neruda no sea del famoso Pablo) y en una recopilacion de «poemas con la palabra ojos». Por otra parte, cuando el precioso sentido de la vista se pierde, también es motivo de expresión lírica.
Y sin más preámbulo, pasamos a nuestra selección poética.
[Ojos que miran o no, que miran sin ver, que enamoran, que sueñan...]
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+Poemas sobre los ojos con tono humorístico.
«A una dama bizca y hermosa», de Francisco de Quevedo, trata de una mujer a la que el estrabismo no empaña su belleza, con un final de cómica agudeza.
Si a una parte miraran solamente
vuestros ojos, ¿cuál parte no abrasaran?
Y si a diversas partes no miraran,
se helaran el ocaso o el Oriente.
(...)
¿Qué ley, pues, mover pudo al mal jurista
a que, siendo monarcas los dos ojos,
los llamase vizcondes de la vista?
++La mirada, mirar y ver; inc. ojos que miran sin ver.
—«Los otros ojos», de Francisco Pino: ojos que miran sin ver, perdidos, ciegos.
Mirar, pero no ver,
colocar otros ojos,
quizá los de aquel niño
que viejísimo mira.
—«Por una mirada, un mundo», de Gustavo Adolfo Bécquer, dice de la mirada como deseo..., que debería seguirse de la sonrisa y del beso deseados.
Por una mirada, un mundo,
por una sonrisa, un cielo,
por un beso… ¡yo no sé
qué te diera por un beso!
+++Ojos bellos o atrayentes, aun airados u ofendidos.
—«Ojos claros, serenos», de Gutierre de Cetina (1520-1554), es un famosísimo madrigal de diez versos, dirigido una mujer cuyos encantadores ojos no miran al hombre que los mira, lleno de admiración y de tormento al ser desatendido.
–Gutierre de Cetina, figura significativa del Renacimiento, es, después de Garcilaso de la Vega, el más perfecto entre los poetas españoles italianizantes.
–La lírica de Cetina, inspirada en Petrarca, trata del refinado artificio del amor visto en su abstracción, expresado sobre todo en la forma soneto.
—«Ojos, por quien llamé dichoso al día», de Lope de Vega: ojos de hermosura celeste, abrasadores, atrevidos y traidores, que matan de amor y son tiranos.
–Obsérvese que hay otros poemas con el mismo título en castellano: «Tus ojos».
++++Ojos ciegos.
—«Un ciego», de Jorge Luis Borges (1899-1986), es la propia ceguera del autor, que le impide reconocerse en el espejo y le sirve de consuelo el pensamiento.
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