Los ojos en la poesía están presentes en general con un sentido amoroso. Inspiran a los poetas su forma, su color o su gesto, cambiante según la apertura de los párpados; en suma, su belleza y su expresión. Pero también llama la atención de los creadores el aspecto psicológico de la mirada, por su hondura (lo vimos en «La hondura de lo humano. Semblanza y elegía de don Gregorio Marañón», de Luis Rosales), su penetración, su efecto amedrentador, etc. Podemos apoyarnos en el escrito de una página oftalmológica que relaciona ojos y poesía: La mirada en la poesía (aunque el poema atribuido a Neruda no sea del famoso Pablo) y en una recopilacion de «poemas con la palabra ojos». Por otra parte, cuando el precioso sentido de la vista se pierde, también es motivo de expresión lírica.
Y sin más preámbulo, pasamos a nuestra selección poética.
*Ojos atrayentes que son temibles por sospecharse traidores.
**Descripción de la mirada viva de Picasso, de sus penetrantes ojos.
***Unos ojos que no ven, perdidos, ciegos.
Mirar, pero no ver,
colocar otros ojos,
quizá los de aquel niño
que viejísimo mira.
Los otros ojos
****«Ojos claros, serenos», de Gutierre de Cetina (1520-1554), es un famosísimo madrigal de diez versos, dirigido una mujer cuyos encantadores ojos no miran al hombre que los mira, lleno de admiración y de tormento al ser desatendido.
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