Ante una Atención Primaria asfixiada ya antes de la crisis COVID y moribunda tras ella, los profesionales sanitarios que la sostienen han venido reivindicando continuamente mejoras en el proceso asistencial. Con un número de usuarios y pacientes asignados en agenda de modo creciente e imparable (donde las «citas forzadas» son norma y no excepción), insoportable e inhumano, su último clamor se ve ahogado por la extrema degradación y la impotencia por la falta de respuesta (o absoluto desprecio del primer nivel asistencial) por parte de las autoridades competentes, de quienes están legitimados para llevar a cabo una verdadera humanización del sistema (en sus vertientes estatal y autonómica: nacional y de servicios de salud) y, en particular, del frente de la sanidad pública.
1. Realidad estatal (Sistema Nacional de Salud): incumplimiento de promesas.
Las reformas sanitarias prometidas para la Atención Primaria por el Plan de Recuperación, Transformación y Resilencia tendrán un presupuesto de 0 euros. Casi todo el presupuesto se destinará a la renovación de equipos de alta tecnología.
Reformas sanitarias a 0 € = reformas fake.
2. Realidad autonómica (Servicio de Salud): la eterna espera de mejoras.
Médicos de Atención Primaria reclaman un "nuevo sistema de gestión de la demanda" para acabar con la "sobrecarga brutal". Reivindican "agendas bien hechas y gestionadas" porque non paran "de ver gente"…
Y mientras seguimos empeorando —y los recursos humanos disminuyen—, nos vamos convenciendo de que las deseadas mejoras nunca llegarán. Tristemente...
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