MAR Y CIELO
Mar y Cielo,
bajo los pies y sobre las cabezas...
Navegantes intrépidos
buscando con ahínco nuevas tierras
—en ciertas singladuras ciegamente—,
ávidos de tesoros y quimeras,
y cada vez más lejos del hogar,
cerca de las estrellas.
Mar y Cielo,
siempre presentes en las encomiendas...
Del mar profesionales,
marinos en la paz y en la guerra,
de Marina Mercante o de la Armada,
preparados, formados en escuela,
sometidos a códigos, a normas,
regidos por honor y por nobleza.
Mar y Cielo,
únicas compañías sempiternas...
Aventureros, broncos
piratas y corsarios, duras piedras
bucaneros, filibusteros locos,
gustosos de peligros y riquezas,
del mar los bandoleros, forajidos
sin patria y sin bandera.
Mar y Cielo,
dioses temibles que todos veneran...
A bordo los obreros,
humildes pescadores que faenan
en la calma o expuestos a las olas
que se agigantan (muros que se encrespan
por el azote de los vientos), hacia
el sustento se arriesgan.
Mar y Cielo,
tonos verdes y azules se entremezclan...
Bajo celeste palio,
las aguas del coloso los sustentan;
en el salado apenas hay secretos
para quienes lo tienen como meta:
marineros que surcan los océanos,
libres y sin fronteras.
Allá el Cielo,
el Mar acá... Y en medio las conciencias.
[1993, jun.]
Del alba al mediodía en el mar – El mar, Debussy
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