En actitud antiviolenta, la que debe adoptar –en general– cualquier individuo que desee vivir en sociedad y en paz, quise expresar mi sentir de forma poética, sin pretender herir sensibilidades. Y así se gestó este poema monorrimo.
ANTIVIOLENCIA
Defendiendo la vida
—tuya, de otros o mía—,
reniego de violencias homicidas;
y sin fijar categorías,
por afán de justicia,
suceda fuera o dentro de familias.
Cualquiera que me digas
que sea la infligida,
ya individual o colectiva:
¡NO a única violencia destructiva!
Ni filicida Agamenón ni Orestes parricida.
Ni Clitemnestra airada ni Electra vengativa.
Lloremos por las Ifigenias muertas, inocentes hijas,
y por los hijos de Medeas trastornadas, víctimas
de tanta insensatez y tanta inquina.
[2021, 12 jun.]
Gymnopédie n.º 2, Erik Satie
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