lunes, 12 de diciembre de 2022

¿Merece la pena elegir medicina?


—Si volviera a empezar, yo elegiría igualmente medicina.
—Si pudiese volver al pasado, yo no escogería medicina.

¿Merece la pena elegir medicina? Nos lo preguntábamos como reflexión anexa a la entrada «La incierta medicina: una reflexión gradual».

Uno puede preguntarse si compensa estudiar medicina y entregarse a una profesión sacrificada. La carrera es larga y, además de tiempo, exige dinero y esfuerzo. Y el ejercicio supone gran responsabilidad, entraña riesgo y requiere entrega, acaso incluyendo noches, fines de semana y días festivos. Trabajar como médico en esas horas, que para la mayoría de la población suponen tiempo libre, no es lo mismo que hacerlo en una determinada actividad artística. No obstante, la medicina también tiene su parte buena: es una profesión apasionante que reporta grandes satisfacciones; el compromiso con las personas y las poblaciones reporta el agradecimiento de quienes reciben cuidados o ven mejorada su salud. En definitiva, hay que sopesar las ventajas y desventajas de estudiar medicina (por un lado: satisfacción, prestigio, sueldo...; por otro: exigencia, guardias, formación continua...), que no son absolutas, dependen de cada circunstancia. La vocación puede ser determinante, por encima de intereses prácticos. Pero, hoy más que nunca, cabe la pregunta: ¿Estudiar medicina es rentable? Dirá alguno que, como en todo, depende. Que cada cual responda según su conciencia. O siga con su sueño...

A Dream within a Dream - Alan Parsons Project
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Medicina urbana vs. Medicina rural.
Medicina de ciudad, lejana.
Medicina de pueblo, cercana.

Elección de medicina de familia
Cuestión particular es la elección de medicina de familia [II], especialidad que recibe todo lo que nadie quiere y conduce a los galenos al desgaste profesional. Pero esto también hay que matizarlo. No es lo mismo ejercer en una gran ciudad, con consultas masificadas y agobio, que en un pueblo pequeño, de médico rural, con gente cercana y disponibilidad de tiempo. Desde luego, las posibilidades de trabajo son mayores en las urbes; son pocos los afortunados que pueden desarrollar la profesión médica en villas alejadas del ruido y de la prisa, no sometidos a presión asistencial, favorecidos para sentirse en verdad médicos de cabecera. Por eso no es de extrañar el déficit de profesionales, no sólo por el esfuerzo y el sacrificio que precisa la carrera de medicina, sino también por el actual trabajo insatisfactorio, en especial de los médicos de familia en las ciudades. Los potenciales médicos de familia del futuro, que asisten a las quejas de quienes ejercen, frenan sus intenciones; los innegables atractivos de la especialidad médica más humanística se diluyen en los inconvenientes, y ello nos podría llevar a una ‘crisis vocacional’.

Y si uno tiene claro que quieres ser médico, sirvan de guía el vídeo «10 claves para elegir bien especialidad médica» y este algoritmo humorístico.

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