Una gran parte de la población es muy susceptible y fácilmente influenciable. En un hedonismo creciente, que parece ser consecuencia de una deriva educativa y cultural, se toleran mal las incomodidades y no se admite la mínima perturbación. Además, cabe señalar la importancia de la política (o del poder de los políticos), censurando o fomentando comportamientos, como condicionante social, en cuanto a inductora de un sentimiento de insatisfacción y desasosiego generalizado; los dirigentes actúan a veces como inductores de malestar social, de infelicidad colectiva*. Y el malestar continuo acarrea consumo de psicofármacos, en especial ansiolíticos y antidepresivos. [Psicofármacos e insatisfacción social]
*Leemos: «España, el segundo país más infeliz de Europa».
Nota. Tómese esta reflexión en sentido relativo, no como dogma o verdad absoluta.
Adagio de Albinoni
No hay comentarios:
Publicar un comentario