«Larga es la vida, corta la juventud, y sus flores son de una fugitiva belleza, a las cuales hacen guerra tempestades que con ellas viven y mueren. No; no hay primavera para las flores juveniles del alma, sólo hay estío y otoño; por eso cuando se han marchitado no queda de ellas ni tallo ni cenizas. Sólo queda el recuerdo en tanto no se debilita la memoria».
ROSALÍA DE CASTRO, El caballero de las botas azules
Vals del minuto, Chopin
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