En un debate sobre las guardias médicas, se decía que cuando se planificó la atención médica urgente, fuera de la jornada laboral ordinaria, dicha atención era escasa, porque la demanda era mínima. Por eso las horas de guardia se consideraban como “expectativa de trabajo”, y como tales se pagaban. Pero esa demanda fue aumentando progresivamente y, sin embargo, esas horas nunca pasaron a considerarse como extras. Y al hacerse referencia a las guardias hospitalarias, alguien recordó que las guardias extrahospitalarias todavía son peores, porque se atienden multitud de banalidades y no se dejan de atender accidentes ni procesos agudos graves, en un continuum agotador, inhumano.
Al hilo de este debate, hicimos las reflexiones oportunas. Ciertamente, no se ha considerado la evolución de la demanda urgente, que, desde lo esporádico, ha ido en progresivo aumento. Por diferentes causas, que competen a usuarios, profesionales y administración. Se descuidó el problema durante décadas (dudamos que haya sido analizado por el ministerio de sanidad o por los servicios de salud), y ahora lo lamentamos. En cuanto a la atención a banalidades, cabe decir que es fruto de un cambio social, de la falta de autocuidados, de la pérdida del sentido común... y de un buenismo pernicioso. Y el estar para todo sin justa compensación, ya es consecuencia del permanente trágala de los profesionales de la medicina.
____
Entrada relacionada:
Reflections In D - Bill Evans
No hay comentarios:
Publicar un comentario