Rebelión. Acción y efecto de hacer guerra
contra la autoridad; levantamiento.
Tener que atender a un número exagerado (irracional) de pacientes, cada vez más complejos.
Tener que registrar cuatro motivos de consulta en seis o siete minutos, tiempo impuesto en las agendas.
Tener que pelearme con el ordenador, porque el programa informático es malo, muy lento y engorroso, nada intuitivo.
Tener que pelearme con el ordenador, porque el programa informático es malo, muy lento y engorroso, nada intuitivo.
Tener que dejar el centro de salud por una urgencia y retomar la consulta ordinaria como si fuese un autómata.
Tener que asumir la carga de trabajo de otros por la falta de previsión gestora.
Tener que disponer de vehículo propio para la atención domiciliaria.
Tener que disponer de vehículo propio para la atención domiciliaria.
Tener que hacer propias las prescripciones ajenas (incluidas las inducidas desde hospitales concertados), aun a riesgo de penalización.
Tener que conformarme con objetivos que atentan contra la inteligencia.
Tener que conformarme con objetivos que atentan contra la inteligencia.
Tener que aceptar órdenes de especialistas hospitalarios por dejación de sus funciones.
Tener que firmar aquello con lo que no estoy de acuerdo o no procede.
Tener que hacer de ordenanza -de todos y cada uno- y de portero del sistema.
Tener que darle explicaciones a un farmacéutico fiscalizador sobre lo que prescribo.
Tener que adivinar que un medicamento se descodifica para, inmediatamente, volver a activarlo.
Tener que cubrir formularios sociales de modo manual y repetidamente, con los mismos datos que ya constan en la historia clínica informática.
Tener que cubrir formularios sociales de modo manual y repetidamente, con los mismos datos que ya constan en la historia clínica informática.
Tener que formarme fuera de mi horario laboral sin que se me reconozca ese tiempo como trabajo efectivo.
Tener que humillarme ante gestores-políticos que, puestos a dedo, desprecian el esfuerzo de quien ganó legítimamente su lugar.
Tener que renunciar a hacer una medicina de calidad, una buena medicina.
Tener que renunciar a hacer una medicina de calidad, una buena medicina.
Me rebelo contra la chapuza y la estupidez reinante en un sistema sanitario comparable a un bazar de baratillo, y particularmente en la Atención Primaria. No por capricho, sino por dignidad. Porque no puedo, ni debo, dar el visto bueno a la degradación asistencial que pasa ante mis ojos, creyendo aún que el médico de atención primaria es -o debiera ser- el pilar fundamental del sistema sanitario.
Sobre médicos de Atención Primaria
¡Me apunto y comparto tu rebeldía!
ResponderEliminarUna rebeldía sana, María José, una rebeldía con causa.
EliminarSon muchos y buenos motivos para rebelarse.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así lo creo, Antonio. Aunque, eso sí, la rebelión es pacífica.
EliminarUn abrazo.
Gracias querido compañero , comparto contigo esta saludable rebeldia
ResponderEliminarNo esperaba menos, Juan. La razón está de nuestra parte.
EliminarUn abrazo.