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Autorretrato, José Hierro |
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Autorretrato, José Hierro |
El síndrome de «hubris» (SH) es un trastorno psiquiátrico adquirido que afecta a personas que ejercen el poder en cualquiera de sus formas. Se ha descrito en multitud de campos, desde la política a las finanzas. La relación médico-paciente también es una relación de poder. La falta de humildad y empatía en su ejercicio puede hacer que cualidades como la confianza y seguridad en uno mismo se transformen en soberbia, arrogancia y prepotencia características del médico con SH.
Seguro que todo el mundo conoce a alguien con el síndrome de hubris o hibris. Hay personas que lo padecen en todos los ámbitos, profesionales de todo tipo que se comportan con chulesca desmesura. El sector de la salud no se salva; hay sanitarios orgullosos y arrogantes, encaramados sobre pedestales de soberbia, necesitados de una cura de humildad que los libere de la maldita hibris.
En la cultura griega se empleaba el término “areté” para indicar la excelencia.
Esta enfermedad tiene dos posibles epílogos: termina en lisis, viene nemesis [Némesis] y lo destruye, o termina en crisis, donde el enfermo de hibris se da lentamente cuenta de su estado y corrige su conducta en base a un aprendizaje transformacional, encontrando el correcto valor de sí mismo y el valor de sus semejantes, de los otros, adquiere humildad, dignidad y respeto por sí mismo y por los demás.
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por Heinrich Friedrich Füger |
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Encina (2006), José Antonio Alonso |
Hay una crisis de “entorno” más que del sistema sanitario propiamente dicho. Ese entorno se define porque en España unos 10 millones de personas vivirán con una enfermedad compleja en 2040. Unos 2 millones más que en 2011. Eso implica que la demanda aumentará en un 20 % esta próxima década. A pesar del reto, ese escenario tiene solución si reforzamos el sistema público de salud.
En conclusión, la visión de ChatGPT-4, aunque aún se encuentre en las primeras etapas, abre la caja de Pandora de posibilidades en la atención sanitaria, prometiendo un futuro en el que la IA no solo respalde a los profesionales sanitarios, sino que también mejore la participación y la comunicación con los pacientes. Esto no es simplemente un avance tecnológico; es un paso hacia un futuro donde la atención médica será más accesible, comunicativa e innovadora, gracias a la combinación armoniosa de inteligencia humana y artificial.
..., considero las bondades de la llamada ‘inteligencia artificial’ (IA, concepto que no deja de ser un contrasentido), y me temo que esa caja de Pandora, contenedora de todos los males del mundo, podría decidir en un futuro que la atención primaria es innecesaria. Y puede que con la IA la accesibilidad a la atención médica sea total, pero no sé si habrá de compensar la frialdad de las respuestas.
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...en un 5-6% de los casos nos planteamos [los médicos de familia: MF] que el motivo de consulta del paciente requiere pedir ayuda (urgente o programada) a otro médico, por diferentes motivos: realizar e interpretar procedimientos diagnósticos que son competencia de otra especialidad, o para los que no disponemos de recursos para realizarlos en atención primaria (AP); valorar la pertinencia y realizar, si procede, tratamientos intervencionistas; diagnosticar y/o tratar una situación aguda o crónica descompensada que requiera ingresar al paciente; confirmar o descartar un diagnóstico o recomendar una conducta a seguir; transferir el seguimiento de enfermedades crónicas de baja prevalencia que sobrepasan la competencia del MF; valorar y, si procede, prescribir fármacos, órtesis, CPAP… u otras prestaciones de prescripción exclusivamente hospitalaria.
En todos los casos esperamos que se nos proporcione información detallada sobre resultados de pruebas, diagnósticos, recomendaciones de tratamientos, conducta a seguir, especificando a quién o quienes se propone para realizar el seguimiento (...)
En cualquier caso, la transferencia de información entre el MF y los otros especialistas es esencial para una atención de alta calidad y para la seguridad del paciente. (...) la historia clínica compartida ha sido un paso de gigante en el intercambio de información entre profesionales. Aunque también es cierto que algunas especialidades tienen el hábito de las abreviaturas, que deberían evitar, tal como recomienda el Código de Deontología Médica.
De las múltiples cuestiones a debate que genera la relación entre MF y los otros especialistas, abordaremos 2 aspectos al alza en los últimos tiempos: las interconsultas sin paciente y el rechazo de interconsultas por parte de los otros especialistas.
A partir de aquí se habla de la pertinencia de la consulta telemática, que la tecnología permite, favorecida por el conocimiento del paciente por parte de los profesionales de la salud, no posible si no ha habido un seguimiento asistencial (longitudinalidad). Y también del rechazo de interconsultas (consultas que el MF hace a los otros especialistas), algo que nos parece una ofensa y un quebranto de la ética médica, transgrediendo el referido Código de Deontología Médica. De ahí la necesidad, ya apuntada, de una relación cordial entre profesionales de la salud, por el bien de los pacientes y el bienestar de ellos mismos. Por otra parte, se señala la conveniencia de la libre elección de especialistas, como ya la hay de MF. Y se apunta la inconveniencia de la imposición de protocolos hospitalarios. En fin, mucho hay que mejorar para alcanzar un nivel óptimo en la relación interprofesional en el campo de la salud, y en particular en el sistema público de salud.
El médico Alonso López*, conocido como El Pinciano, en su Philosophía antigua poética, extenso comentario sobre la poética de Aristóteles publicado en Madrid en 1596, en la «Epístola octava» dedicada al género de la tragedia, discute y defiende el sentido formativo y terapéutico de la exhibición de acciones que, en el lenguaje de hoy, consideraríamos -sin duda- violentas y cuyo fin sería «limpiar el ánimo de pasiones». Interesa citar aquí una escena narrativa que construye Ugo, uno de los interlocutores del texto del Pinciano, porque ésta revela una distinción imaginada o deseada entre las formas de percibir la violencia en la gran ciudad o en la aldea:Esto se ve claro en los condenados a muerte, que, si alguno lo es [en] algún pueblo pequeño, no usado a ver ajusticiar hombres, al tiempo que le llevan por las calles y el pregonero va publicando la causa de su muerte, los hombres se enternecen, lloran los viejos, plañen las mujeres y aun gimen los niños viendo lamentar a sus madres; mas, si la tal justicia se ejecuta en una gran ciudad, adonde muchas veces se ejecuta la tal justicia, no hace más movimiento el ajusticiado ni el pregonero en la gente que si no fuese cosa de momento. Y de esto es la causa la costumbre que la gente tiene de ver semejantes cosas, las cuales les tiene ya enseñado a perder el miedo y la misericordia.
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Alonso Lopez Pinciano Philosophia antigua poética |