jueves, 23 de mayo de 2019

Comunicación médica y educación sanitaria deseables


Valga una comunicación médica rigurosa y diáfana (benefactora) frente a otra inconsistente y confusa (perniciosa). Y a ser posible, concisa (en otra entrada propugnábamos una comunicación médica clara y breve) y afable.

Nuestro enfoque es el mismo para la educación sanitaria, en el ámbito de la salud, en las escuelas o en los medios de comunicación. Incrementar el nivel de salud de individuos y colectividades es el sano objetivo.

Pero habiéndose hecho todo lo contrario durante décadas —y sumándose un problema educativo general que ha ocasionado la pérdida del sentido común—, ahora nos llevamos las manos a la cabeza por el negativo efecto.


La educación sanitaria, o educación para la salud, precisa habilidades. Es el modo de promoción de la salud, que puede realizarse mediante los diferentes medios de comunicación. Y la televisión es uno de ellos, el medio por excelencia en cuanto a su alcance: llega a más personas que los otros (folletos, prensa, radio, internet).

Frente a casos nefastos de educación sanitaria televisa, tenemos otros que por sus cualidades (rigor, claridad) y talante (buen humor) son dignos de aplauso.


Por otra parte, con independencia de errores comunicativos y educativos, o gracias a ellos, la educación sanitaria ha evolucionado desde un modelo de participación subordinada hasta otro de participación plena.

Educación Sanitaria (Etapas)
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