martes, 1 de febrero de 2022

Un loco, Antonio Machado

Fuente: artelista

Por un camino en la árida llanura,
entre álamos marchitos,
a solas con su sombra y su locura,
va el loco hablando a gritos.
...................................................................
Por los campos de Dios el loco avanza.
Tras la tierra esquelética y sequiza
—rojo de herrumbre y pardo de ceniza—
hay un sueño de lirio en lontananza.
Huye de la ciudad. ¡El tedio urbano!
—¡carne triste y espíritu villano!—.
No fue por una trágica amargura
esta alma errante desgajada y rota;
purga un pecado ajeno: la cordura,
la terrible cordura del idiota.

[Fragmentos del poema Un loco, de Antonio Machado]

***
Sobre la locura
En este espacio ya hemos hablado sobre la locura. También sobre la posible influencia del metereotropismo en la enfermedad mental («El tiempo y la enfermedad psiquiátrica», «El viento y la locura»). E incluso hicimos un aporte poético en torno a la locura («Más allá de la razón»).

Misterioso y silencioso
iba una y otra vez.
Su mirada era tan profunda
que apenas se podía ver.
–Lectura AQUÍ

Antonio Machado (1918), Joaquín Sorolla

Sobre Antonio Machado (1875-1939)
Antonio Machado. Biografía –Instituto Cervantes
Antonio Machado –Busca biografías
Aunque escribió varias obras de teatro con su hermano [Manuel], su obra es mayormente poética. Su primer libro es ‘Soledades’ (1903), reeditado con el título de ‘Soledades, galerías y otros poemas’ (1907). Antonio Machado adoraba pasear, por lo que tiene muchos poemas dedicados a la naturaleza y el paisaje en su tercera obra: ‘Campos de Castilla’ (1912).

Poema de Mío Cid, Gonzalo de Berceo, Jorge Manrique, Romancero.  
A ORILLAS DEL DUERO: «Castilla no es aquella tan generosa un día, / cuando Myo Cid Rodrigo el de Vivar volvía...».  
MIS POETAS: «El primero es Gonzalo de Berceo...».   
GLOSA: «Entre los poetas míos / tiene Manrique un altar».  
Prólogo a Campos de Castilla: «Me pareció el romance la suprema expresión de la poesía y quise escribir un nuevo Romancero».

Antonio Machado define la poesía como “la palabra esencial en el tiempo”. Por un lado, se trata de ahondar en la esencia de las cosas (del hombre, del mundo…) y por otro de captar su fluir temporal. Más tarde dirá que la poesía es “el diálogo del hombre, de un hombre con su tiempo”. Esto enlaza con su deseo de que el hombre y el poeta estén comprometidos con su tiempo. Emplea el símbolo [la tarde, las estaciones, el agua, el mar, el camino, los árboles...] y determinados rasgos modernistas. En la poesía de Machado aparece una rica gama de sentimientos, como la melancolía, la tristeza, la emoción, la pasión, el deseo o la rabia. Para Machado la poesía es un sentir hondo, una intuición viva que surge al contacto con el mundo… y hay que expresarla con claridad para que su voz alcance a todos. La técnica y el estilo de Antonio Machado varían según el carácter de la obra. En Soledades predomina el elemento estético. En Campos de Castilla los elementos estéticos que utiliza se adecuan al tono reflexivo y crítico y su lenguaje se hace más directo y menos ornamental. En Nuevas canciones, su tercera etapa, el elemento poético se condensa y el poeta desarrolla una poesía sentenciosa, filosófica y epigramática. Machado piensa que por el símbolo se cargan de trascendencia las cosas más elementales, lo que de otra manera sería puro realismo.
 
—Leemos en Biblioteca Estudiantil Planeta:
Los rasgos característicos de su lírica: sentimiento, temporalidad y asimilación del paisaje. Temas todos, como ocurre con Unamuno, subordinados al gran tema: el ser y la nada. Pero su reacción ante la dicotomía razón-pasión es diferente: en Unamuno se resuelve en protesta, «agonía» o lucha; en Machado, en melancolía y tristeza.

—Y en la revista literaria digital Mundopoesía: 

Machado no gustaba de lo que era abstracto en poesía, pues pensaba que lo abstracto no era poesía.

—En su obra convive lo lírico con lo político y social:

Así sucede en uno de los poemas más emblemáticos: «El mañana efímero», donde el poeta denuncia enojado la descomposición de la patria, el atraso moral e intelectual de la sociedad de su tiempo, la secular decadencia. Un poema incluido en la ampliación de su libro más señero, Campos de Castilla, poemario en el que predomina la lírica intimista, pero donde también asoma el poeta social, el Machado que ya empieza a hablar de las dos Españas que han de helarte el corazón, que abomina de la tradicional que se aferra al pasado y a que nada cambie y que impulsa la joven España «implacable y redentora» que nos saque de ese letargo. Esa España que «ora y embiste cuando se digna usar de la cabeza» sigue existiendo. No se ha cumplido ni el deseo del poeta de que la España «de la rabia y de la idea» la borre y la transforme. 
Leonor izquierdo, su mujer, muerta prematuramente por tuberculosis. Pilar de Valderrama (Guiomar), poetisa y dramaturga, mujer casada con la que mantuvo una relación epistolar.
Antonio Machado y su musa (1915), Antonio Oroz

Obra de Antonio Machado [Wikisource]

OBRA POÉTICA
Primeras poesías (anteriores a 1902) 
Soledades, galerías y otros poemas (1907, edición final en 1919) 
Campos de Castilla (1907-1917) 
Nuevas canciones (1924) 
La guerra (1937) 
Sonetos escritos en una noche de bombardeo en Rocafort (Valencia, 1938) 
Un segundo manuscrito sobre la guerra (1939)

—Poemas de Antonio Machado
Para conocer a un poeta, sólo hay que leer sus poemas.
Antonio Machado. Pequeña antología poética –SoledadesCampos de Castilla...

Antonio Machado, Rafael de la Rosa

—Poemas escogidos
A un olmo seco [Con recitado AQUÍ]
Campos de Soria –amor a la tierra de acogida, árboles, naturaleza
Hacia un ocaso radiante, Antonio Machado* –crepúsculovida (fugacidad), destino
He andado muchos caminos –gente sencilla 
La primavera besaba, Antonio Machado –amor
Las moscas –infancia. Canción AQUÍ
Retrato –autorretrato
Un loco –locura
Yo voy soñando caminos –angustia existencial

Otros poemas dignos de recordar: «A orillas del Duero», «Del pasado efímero», «El Dios ibero», «El mañana efímero», «Hastío», «La saeta», «La tierra de Alvargonzález», «Las moscas», «Por tierras de España», «Recuerdo infantil».

...olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
A un olmo viejo


Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.
–Lectura AQUÍ

VI
¡Soria fría, Soria pura,
cabeza de Extremadura...!
VIII
He vuelto a ver los álamos dorados,
(...)
¡...álamos del amor cerca del agua
que corre y pasa y sueña,
álamos de las márgenes del Duero,
conmigo vais, mi corazón os lleva!
Campos de Soria
–Lectura VIII AQUÍ

Hacia un ocaso radiante
caminaba el sol de estío,
y era, entre nubes de fuego, una trompeta gigante,
tras de los álamos verdes de las márgenes del río. 
(....)
Y pensaba: “¡Hermosa tarde, nota de la lira inmensa
toda desdén y armonía;
hermosa tarde, tú curas la pobre melancolía
de este rincón vanidoso, obscuro rincón que piensa!”
(...)
El agua en sombra pasaba tan melancólicamente,
bajo los arcos del puente,
como si al pasar dijera:
“Apenas desamarrada 
la pobre barca, viajero, del árbol de la ribera,
se canta: no somos nada.
Donde acaba el pobre río la inmensa mar nos espera”.

En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra...
He andado muchos caminos


Hoy, en mitad de la vida,
me he parado a meditar...
¡Juventud nunca vivida,
quién te volviera a soñar!
La primavera besaba


Ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—;
mas recibí la flecha que me asignó Cupido
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.
A. MACHADO, Retrato
–Lectura AQUÍ

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero; 
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla; 
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
–Lectura AQUÍ
Retrato

Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
Yo voy soñando caminos
–Canción AQUÍ


OBRA EN PROSA
Su gran obra en prosa es ‘Juan de Mairena’ (sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo). Se trata de un conjunto de artículos, párrafos sueltos o cortos diálogos, atribuidos a tal personaje ficticio [apócrifo, heterónimo], que comenzó a publicar en 1934 y recogió en un volumen dos años después. En ellos, con un tono a veces serio y a veces irónico, trata de las cuestiones más diversas: metafísica, lógica, estética...

Abel Martín. Revista de estudios sobre Antonio Machado

Antonio Machado (h. 1940), José Machado Ruiz

La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero.
Agamenón.–Conforme.
El porquero.–No me convence.

No creo poseer las dotes específicas del académico. No soy humanista, ni filólogo, ni erudito… Pobres son mis letras, pues aunque he leído mucho, mi memoria es débil y he retenido muy poco... Y, con excepción de algunos poetas, las bellas letras nunca me apasionaron. Quiero deciros más: soy muy poco sensible a los primores de forma, a la pulcritud y pulidez del lenguaje, y a todo cuanto en literatura no se recomienda por su contenido. Lo bien dicho me seduce sólo cuando dice algo interesante, y la palabra escrita me fatiga cuando no me recuerda la espontaneidad de la palabra hablada. Amo a la naturaleza, y al arte sólo cuando me la representa o evoca, y no siempre encontré la belleza allí donde literalmente se guisa.

Antonio Machado expone su pensamiento filosófico a través de sus dos apócrifos [o heterónimosAbel Martín y Juan de Mairena. [Mantiene así una distancia entre su persona y sus ideas que le da mayor autonomía al pensamiento.] La metafísica erótica del primero, que es una crítica de la objetividad, empieza con la creencia y acaba con el escepticismo, mientras la filosofía de Mairena empieza con la duda y termina con una teoría de la creencia. Por eso ambos apócrifos son complementarios, pues la actitud contemplativa de Martín encuentra eco o prolongación en la pedagogía de Mairena. 

Buena parte de la crítica, apoyándose en la conocida afirmación de Cernuda de que “lo mejor de Machado está en sus Soledades, ha venido contraponiendo un “primer Machado”, lírico e intimista, y un “segundo”, filosófico y sentencioso, que vendría a superponerse e incluso a no dejar aflorar la vena lírica del primero. Ahora bien, en el aislamiento de Baeza (1912-1919), tras la muerte de Leonor, no sólo compuso Machado alguno de sus mejores poemas, sino que además dio el salto definitivo del yo al otro.

[v. también anexo de entrada «Crítica literaria»]

Antonio Machado (1925), Leandro Oroz

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