Perdió su último caso, a punto de jubilarse, habiendo extremado la defensa de un político honrado entre corruptos. ¡Qué alelada expresión con la sentencia! Le cayeron siete años al desgraciado y parecía un niño de esa edad lamiendo una piruleta. Pero don Severo, tras casi cinco décadas de exitosa carrera no debía abatirse. Un profesional del derecho tan responsable, siempre dispuesto a actualizar conocimientos, merecía reconocimiento. Así lo testimonió la numerosa concurrencia el día de su homenaje.
Vítores a don Severo por toda una vida de abogado...
Sin embargo, el convencimiento de falta de transparencia en el proceso dañó su corazón debilitado. ¡Era un cliente muy especial, demasiado querido! Y antes de exhalar su postrer aliento, dejó grabado su lamento: “Perdóname, Macario; no he sabido estar al nivel de tu merecimiento…”. Está escrito sobre un cartón en la celda del político condenado. Él, entre rejas, lo relee. Macario, su hijo.
Vítores a don Severo por toda una vida de abogado...
Sin embargo, el convencimiento de falta de transparencia en el proceso dañó su corazón debilitado. ¡Era un cliente muy especial, demasiado querido! Y antes de exhalar su postrer aliento, dejó grabado su lamento: “Perdóname, Macario; no he sabido estar al nivel de tu merecimiento…”. Está escrito sobre un cartón en la celda del político condenado. Él, entre rejas, lo relee. Macario, su hijo.
Teach Your Children - Crosby, Stills & Nash
No hay comentarios:
Publicar un comentario