viernes, 20 de junio de 2014

¿Enfermo o víctima de salud?


No es extraño que con tanta enfermedad e intervención crezca el gasto sin control.

No es difícil deducir cómo el exceso diagnóstico (sobrediagnóstico*), acaso favorecido por la promoción o “invención de enfermedades” (disease mongering), conduce al exceso de tratamiento (sobretratamiento) y a la conversión de fenómenos normales en patológicos (medicalización), acarreando no pocas veces daño por la propia actuación médica (iatrogenia). De modo que un individuo sano puede ser etiquetado de enfermo –o llegar a sentirse como tal, tener conciencia de doliente– para, finalmente, convertirse de modo forzado en verdadero enfermo (figura 1). Y todo por una inadecuada actuación médica. Es por ello que en demasiadas ocasiones, ya por exceso de prevención o por presiones diversas, sociales, mediáticas y/o económicas, en un ciclo perverso el individuo sano pasa a ser un enfermo o, más propiamente, una víctima de salud (figura 2).

*Diferente de falso positivo.

Valga como síntesis reflexiva de un problema complejo, muy nocivo y gravoso, envuelto por el miedo y la incertidumbre, generador de angustia e infelicidad. Desde luego, puede plantearse el fenómeno inverso, la relajación de la atención sanitaria (infradiagnóstico, infratratatamiento, "desacierto clínico"), pero seguramente es más dañino su exceso. Así que, ¡cuidado con los excesos sanitarios! ¡Prudencia y sentido común!

Figura 1. Evolución forzada de sano a enfermo
Sano
Figura 2. Ciclo de la víctima de salud

Principios sobre la salud y la actividad preventiva
por Juan Gérvas

2 comentarios:

  1. Hola, buen día. Creo que me parece acertado el comentario de que el exceso en cualquier medida es malo, sin embargo creo que nuestra atención debería estar enfocado en la otra cara de la moneda. No me atrevería a lanzar una cifra de cuanto es el % de la población que recibe un "sobrediagnóstico", pero sin duda creo que el infradiagnóstico incluso la no-atención es mucho más prevalente y mi opinión personal más preocupante.

    Saludos

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    1. Por supuesto, Fery, que se puede (o hay que) ver la otra cara de la moneda. Y sin duda hay que preocuparse por el infradiagnóstico (y el infratratamiento consecuente). Pero me temo que en nuestro medio, por los motivos apuntados, prevalecen los excesos.
      Gracias por tu aportación.

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