lunes, 27 de marzo de 2023

Las guardias médicas


Guardia médica. Servicio de atención médica fuera del horario ordinario.

El médico que realiza una guardia médica, que presta asistencia fuera del horario laboral ordinario, se denomina médico de guardia. La guardias médicas pueden realizarse como atención a urgencias/emergencias médicas, hospitalarias o extrahospitalarias, o como atención continuada a los enfermos en algún servicio hospitalario. Cuando un médico hace por primera vez una guardia siente una preocupación especial, pues por falta de experiencia se siente inseguro. Si tiene que atender urgencias, quizás las mayores preocupaciones sean: a qué problemas tendrá que enfrentarse, si contará con alguien que le asesore, si podrá descansar algo... Pasado el primer mal trago, irá poco a poco adquiriendo más seguridad y llegará a acostumbrarse a la atención extraordinaria. O no.

Las guardias médicas son estimulantes para algunos profesionales, aquellos a los que les gusta la medicina de urgencias, pero también pueden entrañar riesgos laborales cuando las condiciones de trabajo no son adecuadas o el tiempo de atención continuada supera unos límites. En estas circunstancias pueden ser extenuantes, e incluso peligrosas por el mayor riesgo de cometer errores.

Hemos tratado sobre este problema en la entrada «Guardia médicas y salud laboral». Y sobre las guardias en general, dejo un interesante enlace: «Qué y cómo son las guardias», en el boletín de educacion médica –docTUtor.

What Does 'Being on Call' Actually Mean?
(¿Qué significa realmente estar de guardia?)
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MI PRIMERA GUARDIA Y MÁS...
La primera vez que hice una guardia médica fue un fin de semana de un mes de agosto, a comienzos de la década de 1980, en un pueblo del sur de Galicia próximo a la costa. Un médico me ‘subcontrataba’ para poder él disfrutar de la playa. En la localidad no había centro de salud (no se había creado esta estructura física y funcional, era todavía época de ambulatorios) ni existía un servicio de urgencias específico. Me encontraba sólo ante el peligro, en una consulta particular, repasando inquieto mis apuntes y pendiente de cualquier emergencia; supongo que sudaba y que el corazón me palpitaba, pero recuerdo que apenas atendí a media docena de personas y por motivos justificados. Era otro tiempo, más tranquilo, menos demandante, con otra conciencia (colmado de sentido común).

Más tarde, en sustituciones oficiales o ya con plaza en propiedad, hice guardias en el medio rural, algunas de tres o cuatro días seguidos, de diferente intensidad. Al fin había centros de salud, pero no puntos de atención continuada (PAC)*, de modo que no se hacían guardias presenciales, sino guardias localizadas; y lo peor: las guardias no eran realmente remuneradas; se ‘compensaban’ con un concepto ridículo cuya denominación no recuerdo bien. Cuando llegaron cambios organizativos, ya ejercía en medio urbano, que contaba con servicio de urgencias extrahospitalario. Había dejado de hacer guardias...

*La denominación de PAC tiene su controversia.

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