Las actividades relacionadas con la Medicina han sido recogidas a lo largo de la historia por la literatura y por las bellas artes. La narrativa, la poesía y la dramaturgia no han ignorado los sucesos que se relacionan con la salud. Literatura y Medicina es un frecuente binomio. La pintura también ha plasmado escenas de dolientes, de enseñanzas médicas y de galenos abnegados en el arte de curar, y la escultura ha inmortalizado a los protagonistas, célebres o desconocidos. El cine ha recogido historias de médicos y pacientes e incluso la música ha participado en la relación Arte y Medicina. Esta realidad es estudiada por la Estética Médica. Si la estética (del gr. aisthetikós, lo concerniente a la sensación o percepción) en general es la ciencia del conocimiento sensible cuyo objeto es determinar la esencia de lo bello, específicamente médica es la enfocada al campo de la Medicina, desde la Literatura y el Arte.
En las obras literarias se incluyen tanto las de ficción como las de no ficción, que tratan de hechos reales. En el primer caso tenemos novelas, relatos, obras de teatro y poemas. En el segundo memorias, diarios, biografías y ensayos, incluyéndose aquí estudios históricos y artísticos, así como libros de divulgación y textos académicos médicos. Podemos recordar novelas como La peste (1947), de Albert Camus, El amor en los tiempos del cólera (1985), de Gabriel García Márquez, El médico (The Physician, 1986), de Noah Gordon, o La enfermedad de Sachs (1998), de Martin Winckler; relatos como El pabellón número 6 (1892), de Anton Chéjov, y otros cuentos del mismo autor; u obras de teatro como El médico a palos (Le médecin malgré lui, 1666), de Molière. Y entre los escritos de no ficción, podemos citar memorias o diarios como De profundis (2006), de José Cardoso Pires, y Diarios 1984-1989, de Sándor Márai; autobiografías como Despertares (1974), de Oliver Sacks; o textos académicos como Sobre la muerte y los moribundos (1993), de Elisabeth Kübler-Ross.
El séptimo arte ha tratado sobre vidas de médicos y avatares de pacientes que sufrían enfermedades incurables, trastornos psiquiátricos o adicciones destructoras, muchas veces elaborando sus guiones sobre obras literarias. En capítulo aparte se trata de “Médicos generales de cine” (en realidad de televisión), y se citan algunos films clásicos que han narrado, con mayor o menor acierto, historias relacionadas con el arte de curar. Pero podemos citar otros títulos más recientes de la gran pantalla, con indicación de sus directores: El doctor (Randa Haines, 1991), Trainspotting(Dannny Boyle, 1996), Bailar en la oscuridad (Lars von Trier, 2000), Mi vida sin mí (Isabel Coixet, 2002), Las invasiones bárbaras (Denys Arcand, 2003), 21 gramos(Alejandro González, 2003).
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Referencias bibliográficas
Arís A. La medicina en la pintura. Ed. Lunwerg Editores: Barcelona 2002.
Díaz JP. Medicina y literatura. Rev Med Uruguay 1994; 10: 5-12. Disponible aquí.
Loscos J, Baños JE, Loscos F, De la Cámara J. Medicina, Cine y Literatura: una experiencia docente en la Universitat Autónoma de Barcelona. Rev Med Cine 2 (2006): 138-142. Disponible aquí.
Y un blog de referencia: Medicina y Arte, del Dr. Francisco Doña.
La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.
Vuelo, Miguel Hernández++ –deseo de libertad en el encarcelamiento
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+Cantos de libertad, o por la libertad.
++Poemas de prisioneros, incluidos los interiores y de prisión de amor.
—El «Romance del prisionero» es uno de los mejores romances del Romancero Viejo (o Tradicional), un romance lírico que en su versión corta produce una intensa emoción; diciséis maravillosos versos, llenos de imágenes, en los que late la naturaleza, el amor, la vida... y la libertad, lo que el prisionero no tiene y desea: el único consuelo que tenía, de pronto se lo elimina un cazador.
+++Poemas de vagabundos, hombres que quieren vivir libres y errantes.
—El vagabundo de Stevenson se conforma con su natural libertad.
...All I ask, the heaven above
And the road below me.
...todo lo que quiero es el cielo sobre mí
y la carretera bajo mis pies.
–Lectura AQUÍ/AQUÍ (Inglés/Castellano). Canción de Vaughan-Williams AQUÍ
—El vagabundo de Cunqueiro es un soñador que un día deja de soñar y regresa.
Metín tódolos meus días nun fardelo mendado
e boteime a andar.
(...)
Pro, xa é tempo de volver. Canso, e xa non sei soñar.
Metí todos mis días en un hatillo remendado
y me eché a andar.
(...)
Pero ya es tiempo de volver. Me canso, y ya no sé soñar.
++++Libertad de expresión.
—«Libertad de expresión», de Vladimir Maikovski (1893-1930), nos lleva a una conclusión: por ser tolerantes con los demás, perdemos nuestra propia libertad.
Y porque no dijimos nada
...ya no podemos decir nada.
–Poeta de la Resolución rusa, Maiakovski criticó el creciente aparato burocrático soviético y terminó con su vida suicidándose.
—Romance inicial de la obra de teatro Mariana Pineda, en decasílabos (como el «Romance decasílabo» de Sor Juana Inés de la Cruz), canto a Mariana Pineda (1804-1831), heroína de la libertad, seguidora del liberalismo de Rafael del Riego, Francisco Espoz y Mina y José María Torrijos, que murió ejecutada (como Riego, ahorcado, y Torrijos, fusilado) por garrote vil en Granada, su ciudad natal, tras ser juzgada por Ramón Pedrosa y Andrade durante el reinado absolutista de Fernando VII, cuando ella contaba sólo veintiséis años de edad.
El compositor Rafael Millán Picazo (1893-1957), nacido en Algeciras (Cádiz), podría haber alcanzado mayores cotas creadoras si no fuese porque una enfermedad mental (que no he logrado averiguar) comenzó a limitar sus capacidades a partir de 1925. Y pese a experimentar una parcial recuperación de las facultades psíquicas en sus últimos años, en la década de 1950, su obra más relevante pertenece a la primera etapa creativa y al género de la zarzuela. Siguió la senda de la opereta vienesa y del género grande zarzuelístico propulsado por Amadeo Vives, pero su nombre no es tan popular como el de éste u otros compositores por el hecho existencial referido. Sin embargo no debiéramos olvidarlo, al menos por ser el creador de una gran zarzuela que mantiene toda su frescura: La dogaresa. Este nombre hace referencia a la mujer del dux, el soberano de la república de Venecia durante el Renacimiento, donde se desarrolla la acción de la obra. Precisamente de ella traigo la famosa romanza “Un conde fue” (parte del número “Grande fiesta hoy”), en la voz del gran barítono Manuel Ausensi. El comienzo puede no ser reconocible por la mayoría, pero en cuanto comienza el texto principal de su melódica narración muchos creerán haberla escuchado alguna vez. Disfruten de este número imperecedero.
La canción que a continuación presento está basada en el film La Isla del Tesoro (1934), dirigido por Victor Fleming y basado en la famosísima novela de aventuras de Robert Louis Stevenson (1850-1894). He de confesar mi debilidad por las historias y películas de piratas, sobre todo las del cine clásico, cuya magia no se ha vuelto a repetir. Desde luego hay que beber en la fuente original, en la gran novela de Stevenson, extraordinario creador de otras obras maestras (La flecha negra, modelo de novela histórica, El extraño caso del doctor Jekyll y Mr Hyde, penetrante novela psicológica) y autor de un maravilloso libro de viajes, En los mares del Sur, en el que realiza un soberbio estudio antropológico de unos nativos que lo llamaban Tusitala, “el narrador de cuentos”. Pero ahora recreémonos con una escena de la obra llevada a la pantalla grande en la que, en medio del tenso ambiente, emerge la ruda canción marinera “Ron, ron, ron, la botella de ron”. Y después con un trailer del film que nos traerá todo el sabor de la piratería.
[Vídeo post. por eliminación del previo]
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Anexo: Piratería. Piratas, corsarios, bucanero y filibusteros
No debemos dejarnos llevar por las apariencias. Conocemos rostros de piedra, autoritarias miradas de hielo, altivas efigies que respiran inalcanzables aires. Sabemos de bocas ariscas, de manos que rehúyen el contacto, de oídos que no atienden nuestra súplica. Pero lejos de la dureza, de la frialdad y de la indiferencia que alguno trata de mostrar, para defensa de sus intereses o de su dignidad, subyace un individuo frágil, inseguro y temeroso que aguarda, acaso inconscientemente, el calor del afecto, de la amistad, del amor desinteresado y franco. No debemos dejarnos llevar por las apariencias, porque engañan…
Todos hemos oído hablar del sonambulismo o noctambulismo, un peculiar trastorno del sueño clasificado como parasomnia; las otras parasomnias son: el terror nocturno, el bruxismo nocturno (apretar o rechinar de dientes involuntario) y la enuresis nocturna (pérdida de orina involuntaria). Y si no conocemos a individuos que lo padecen, al menos sabemos de sonámbulos y sonámbulas a través del cine o de series de dibujos animados, donde hemos visto a protagonistas que en pleno sueño se levantan de la cama y caminan con los ojos cerrados y los brazos extendidos al frente. Salen incluso a la calle y permanecen en un estado de inconsciencia sin atender a ninguna señal exterior. Intrigante y asombroso.
El sonambulismo suele afectar a niños y adolescentes, manifestándose generalmente como episodios aislados, pero los adultos no están libres de este fenómeno. No se conoce su causa, aunque se asocia con el cansancio, el alcohol, la ansiedad y otros trastornos. Tampoco existe un tratamiento eficaz, limitado a la actuación en lo posible sobre estos factores asociados.
Es importante significar que se puede despertar al sonámbulo sin que entrañe peligro para él, lo que antaño se creía contraproducente.
La única certeza que se tiene del sonambulismo es que se produce durante las etapas del sueño 3 y 4, de "sueño profundo o de ondas lentas”; es decir, de “no movimientos oculares rápidos” (NMOR o no-REM: en inglés NREM “Non-rapid eye movement”), tras sus etapas 1 y 2 (de "sueño ligero”), y antes de la etapa final del sueño o de “movimientos oculares rápidos” (MOR o, en inglés, REM “Rapid eye movement” o REM sleep), en la que se producen con más nitidez imágenes de ensoñación u onirismo. Un tema apasionante.
Si bien el sonambulismo es más frecuente en los primeros años de la vida, también se puede presentar en los adultos y de manera más aparatosa. Esta parasomnia ha quedado recogida en una famosa ópera del compositor italiano Vincenzo Bellini (1801-1835): La sonnambula. En algunas escenas la protagonista, Amina, camina dormida, y en el punto culminante de la obra lo hace sobre el puente del arroyo del molino que pertenece a su madre; cantando, naturalmente…
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ANEXO: TRASTORNOS DEL SUEÑO
Los múltiples trastornos del sueño se pueden clasificar en cuatro apartados: 1) Problemas para conciliar el sueño (insomnio)*, 2) Problemas para permanecer despierto (somnolencia diurna)**, 3) Problemas para mantener un horario regular de sueño (problema con el ritmo del sueño)*** y 4) Comportamientos inusuales durante el sueño (conductas que interrumpen el sueño)****.
Juan Rof Carballo (1905-1994), médico y ensayista, es considerado el "padre de la Medicina Psicosomática". Hijo del ilustre veterinario Juan Rof Codina, catalán destinado a Galicia, estudió en Santiago de Compostela, donde fue discípulo del gran patólogo gallego Roberto Novoa Santos, participó en el Seminario de Estudos Galegos, colaboró en revistas galleguistas y se relacionó con destacadas personalidades de la ciencia y la cultura gallega de su tiempo. Completó estudios en Barcelona, Madrid y, como becario, en Viena y Colonia. El inicio de la Guerra Civil Española en 1936 le sorprendió en Berlín y permaneció fuera de España hasta su finalización. De regreso se doctoró con una tesis sobre los ácidos grasos insaturados y trabajó junto a Carlos Jiménez Díaz en Madrid. Colaboró también con Gregorio Marañón, quien le definió como un "francotirador del espíritu", y fue miembro de la Real Academia Española.
Rof Carballo estaba convencido del vínculo entre psique –alma– y cuerpo. Aportó una nueva concepción de la relación médico-paciente, con métodos próximos a la psicología en el trato a los enfermos; Domingo García-Sabell llegó a definirlo como "curador". Por otra parte, literatura, arte y música y estuvieron siempre presentes en sus escritos; era un declarado mozartiano y respecto a la literatura gallega admirador de Rosalía de Castro; fue además uno de los principales representantes del llamado "grupo Galaxia", que dio lugar a la Editorial Galaxia en 1951. Al fallecer, Pedro Laín Entralgo, a la sazón presidente de la Real Academia Española, le dedicó emocionadas palabras: "Un trozo importante de mi vida se va con él…".
De sus escritos médicos sobresale su famosa Patología Psicosomática (1949), el primer tratado integral sobre el tema, de difusión mundial, que junto a Cerebro interno y mundo emocional (1952) y Urdimbre afectiva y enfermedad (1961) forma su trilogía fundamental sobre Medicina Psicosomática.
De sus ensayos sobre psicología, biología, sociología y antropología, destacan Entre el silencio y la palabra (1960), Violencia y ternura (1967), Biología y psicoanálisis (1972), Signos en el horizonte (1972), El hombre como encuentro (1973), Teoría y práctica psicoanalítica (1984) y Los duendes del Prado (1990). Su principal obra en gallego es Mito e realidade da terra nai (1957).
Lección de Anatomía del Prof. Nicolaes Tulp. Rembrandt, 1632
...falta de adecuación entre la medicina que académicamente se enseña y la medicina que socialmente se hace.
Pedro Laín Entralgo, "El médico y el enfermo"
No hay duda de que para desarrollar con competencia cualquier actividad profesional se precisa una mínima base teórica. La medicina no es excepción; mejor dicho, precisa de una mayor base teórica que la mayoría de actividades humanas. La Educación Médica implica la transmisión de conocimientos en salud.
Desde los inicios de la carrera universitaria, pasando por la licenciatura y los estudios de posgrado, hasta el final de nuestra actividad profesional no dejaremos de aprender. Nos veremos obligados a una puesta al día mediante una formación continuada, porque los avances y los descubrimientos no cesan. La formación continuada supone una instrucción constante, imprescindible en medicina para mantener la competencia profesional. Sus objetivos: actualizar conocimientos –técnicos, éticos, legales, sociales y económicos– y favorecer la comunicación entre los profesionales. Corregiremos errores, tomaremos buena nota para el futuro y afianzaremos nuestra seguridad. Así siempre, en avance inacabable.
Por otra parte, la disciplina humanística Teoría y Método de la Medicina se ocupa de los sistemas de información, la documentación y la terminología empleada por los médicos. Aquí se incluyen los conceptos de salud y enfermedad, la calidad de vida, el método científico, el método de la práctica clínica, el método de la relación con el paciente –perteneciente a la Comunicación Médica–, los términos o vocablos de la ciencia médica y el análisis de la literatura científica.
Parece evidente la necesidad de hacerse con un buen diccionario médico, leer buenas revistas especializadas, tesis y libros, disponer de soportes audiovisuales adecuados y, por supuesto, contar con buenos maestros que nos transmitan su experiencia y su saber. Lo demás vendrá dado por el interés y el entusiasmo que pongamos en el aprendizaje, que nunca cesa. Una buena instrucción es la base para alcanzar una adecuada capacitación.
Y en el momento de la verdad, cuando pongamos manos a la obra y nos entreguemos al arte médico, aplicando nuestras habilidades médicas y quirúrgicas, habremos de procurar hacerlo con humildad, sin envanecimiento, teniendo presentes en todo momento las “4H” de Osler: humildad, honestidad, humanidad y humor.
Música: arte de las musas; arte de combinar los sonidos.
En favor del arte sonoro, arte de las musas (en particular de la musa Euterpe), un antiguo dicho popular reza que “la música amansa las fieras” (por el mito de Orfeo) y otro que “quien canta sus males espanta”. Y el mismísimo Miguel de Cervantes dejó escrito que “donde hay música no puede haber cosa mala”, reconociendo además su poder de reanimar el espíritu y espantar los males, adelantándose así a los apóstoles de la musicoterapia. Y es que la música –con sus principales elementos: ritmo, melodía y armonía–, produce deleite, conmueve el espíritu por su carácter alegre o triste. Podríamos traer innumerables frases en torno a lo melódico, pero creo que es suficiente para hablar de sus bondades con una muestra de escogidos aforismos musicales.
La música, esa misteriosa forma del tiempo. (J. L. Borges)
La música es la aritmética de los sonidos como la óptica es la geometría de la luz. (C. Debussy)
La música es el espacio entre las notas. (C. Debussy)
La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo. (Platón)
La música es parte de nosotros, o nos ennoblece o degrada nuestro comportamiento. (Boecio o Boethius)
La música es el alimento espiritual de los que viven de amor. (W. Shakespeare)
La música es el verdadero lenguaje universal. (C. M. von Weber)
La música es el esperanto sonoro. (E. Levy)
La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu. (M. de Cervantes)
Siempre la música fue / el imán de mis sentidos. (Calderón de la Barca)
La música es el vino que inspira nuevas creaciones y yo soy Baco que prensa este delicioso vino para los hombres y los embriaga espiritualmente. (Ludwig van Beethoven)
La música empieza donde se acaba el lenguaje [variante: donde acaban las palabras da comienzo la música] (E. T. A. Hoffmann)
La música es la literatura del corazón, que comienza donde terminan las palabras. (A. de Lamartine)
La música sin sentimiento no vale ni el papel en que fue escrita. (M. Ravel)
La música no es para entender, sino para sentir; no tiene significado, va más allá de lo verdadero y de lo falso. (C. Halffter)
La música es una manera de entender la vida. (J. Perianes)
La música es un arte que está fuera de los límites de la razón, lo mismo puede decirse que está por debajo como que se encuentra por encima de ella. (P. Baroja)
El arte de la música, por encima de las demás artes, es la expresión del alma de una nación. (R. W. Willims)
La música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido. (L. Bernstein)
La música penetra el alma, nos evade de este mundo. (A. Herz-Sommer)*
La música grandilocuente... es una forma de énfasis estúpido, suena hueco y solo contiene viento. (V. Jankélévitch)
Si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco. (P. I. Tchaikovsky)
Sine musica nulla vita –Sin música no hay vida. (Nietzsche)
*El falsete (it. falsetto, fr. fausset, dim. de falso) es una técnica vocal que logra emitir la voz más aguda que la natural; es la que usan los contratenores.
Los músicos (entre 1617 y 1620) de Diego Velázquez
—«Orfeo», de Gerardo Diego (1896-1987), sobre el mítico Orfeo, poeta y músico.
Tu voz conduces, intervalas, bañas
en llanto. Se te rompe. Mas perdura
tu mano. Orfeo, que edifica y dice
—arrancando a la lira sus entrañas—
las sílabas de un nombre que inaugura,
crea toda la música: ¡Euridice!
–Gerardo Diego, poeta de la «Generación del 27», era además musicólogo e intérprete de piano. Escribió Prosa musical y, en colaboración con Federico Sopeña y Joaquín Rodrigo, Diez años de música en España. Y muchos de sus poemas son de inspiración musical («poemas musicales»).
++Poemas a/sobre la música.
—«A ti, única» (Quinteto de la luna y del mar), de Leopoldo Lugones (1874-1938), es un original poema en cinco partes, con cinco títulos que son los nombres de los instrumentos del quinteto: piano, primer violín, segundo violín, contrabajo y violonchelo; junto a la música, en el poema fluye la naturaleza.
—«La música», de Tomás de Iriarte (1750-1791): extenso poema didáctico en cinco cantos. Al parecer, el poeta, que tocaba el órgano, se inició en el arte de los sonidos de modo autodidacta, leyendo libros, e instruyéndose con un amigo, que le enseñaría los rudimentos de la composición; dijo Iriarte que le deleitaba la poesía y le recreaba la música; en definitiva, un poeta-músico.
–Ideas de los cantos. Canto I: El origen del canto está unido a la palabra, pero en su origen la música recibe la influencia de sonidos de la naturaleza; y el arte en general tiene como fin imitar la naturaleza.
Canto II: El acento o tono musical tiene poder para expresar los afectos; el modo mayor expresa la alegría, el modo menor, la tristeza.
Canto III: La música, que no es arte frívolo ni indecoroso ni perjudicial», está presente (y en alta estima) en todas las culturas (aún las más primitivas) y en todos los tiempos; la música es útil en el templo, el teatro, la sociedad y el retiro solitario; en el templo mueve los afectos religiosos, siendo tres los cantos que sirven al culto: el llano (como el gregoriano), el de órgano –que admite los más brillantes y artificiosos adornos del contrapunto– y el figurado [figuras de notas con valores definidos]; el poeta no denigra la polifonía, al contrario que algunos estetas de la música anteriores, pero opina que en nada ha contribuido a la expresión; también pondera la música religiosa española.
Canto IV: Dedicado a la música teatral, el poeta defiende el papel de las representaciones
escénicas en la sociedad, porque la diversión es natural al hombre; se desmarca de muchos estetas y teóricos dieciochescos que rechazaban al melodrama (cuyo antecedente es la tragedia) por falsear la realidad, porque la ficción y el artificio, plenamente justificados, mueven los afectos; reafirma la tesis de la unigénesis de la música y la palabra; describe las partes de la ópera y sus funciones: la obertura, el valor expresivo de los instrumentos, los tipos de recitativo, las arias, los dúos, etc.; se muestra defensor de la obertura dramática, tal y como surgiría a partir de la reforma gluckiana; comenta el género cómico o bufo, así como sobre los géneros típicamente españoles: la zarzuela y la tonadilla escénica.
Canto V: El poeta hace elogiosos comentarios de la música instrumental (la música no requiere de palabras para mover los afectos); menciona los distintos géneros de la música instrumental (trío, cuarteto, sinfonía); describe la música que
mejor llena sus expectativas: la que abunde en variedad, lograda en la alternancia de estilo, tiempo y aire; hablando de compositores, recaen en Haydn (Háyden) sus mayores elogios; concede a la música el mismo valor que a las otras bellas artes; y al final de este último canto, hace una defensa del habla castellana, respecto a sus posibilidades musicales.
I
De tales grados de la voz proviene
la natural declamación humana;
y de ésta el canto música dimana,
que es de ellas imitación, ya reducida [?]
a tonos fixos y cabal medida:
De cuya unión resulta
un idioma tan grato y persuasivo,
que la nación más bárbara o inculta
se rinde a su eficacia y atractivo.
II
La continua experiencia nos demuestra
que el tono u el acento,
aun sin llevar medido movimiento,
ni sujetarse a riguroso canto,
tiene en el alma nuestra
tan activo poder, dominio tanto,
que persuade y conmueve
de un modo natural, fácil y breve.
(...)
Modo mayor, brillante y decisivo,
un compás señalado un aire vivo...
(...)
La alegre melodía
de la parte que canta
acompaña con varia sinfonía;
y aun la adorna con pasos de garganta...
(...)
Aquel modo menor que significa
todo el afán que en la tristeza cabe,
se transporta a diapasón más grave,
miedo, pasmo y horror también explica.
III
El que se dice llano
Coral, o Gregoriano,
es por su majestad el más conforme
a sagrado lugar, y se solfea
con melodía simple y uniforme.
IV
Pero ¿qual de estas artes por sí sola
sin tu dichosa alianza
Ó inmortal Harmonía,
avasallar los ánimos podría?
Tú las realzas, las animas todas,
y a mil varios estilos te acomodas
en aquel espectáculo ingenioso
que a la Italia moderna da más fama
quedar pudo a la antigua el de su coso.
(...)
Y tú, inmortal compositor de Alceste,
de Ifigenia, de Páris y de Helena,
Cantor Germano del Cantor de Tracia,
Gluck, Inventor sublime, por quien éste
será ya el siglo de oro de la escena,
quando Europa te pierda por desgracia...
V
Tiene, en la instrumental, Música propia,
que auxilio de la letra no mendiga,
que a no sentir su falta nos obliga,
y sin ella se atreve
a mover los afectos que ella mueve...
(...)
Sólo a tu numen, Háyden prodigioso
las musas concedieron esta gracia
de ser tan nuevo siempre, tan copioso,
que la curiosidad nunca se sacia...
(...)
Pues si fuera de Italia me desvelo
en buscar un lenguaje
que a todos para el canto se aventaje,
en el Hispano suelo
lo encuentro noble, rico y majestuoso,
flexible, varonil y harmonioso...
—«Música», de Miguel de Unamuno, no es precisamente un elogio del arte de los sonidos. Como leemos AQUÍ, Unamuno prefiere al adormecedor y vago lenguaje de la música, el luminoso y fuerte de la poesía.
¿Música? ¡No! No así en el mar de bálsamo
me adormezcas el alma;
no, no la quiero...
(...)
¿Música? ¡No! No quiero los fantasmas
flotantes e indecisos,
sin esqueleto;
los que proyectan sombra y que mi mano
sus huesos crujir haga,
son los que quiero.
Ese mar de sonidos me adormece
con su cadencia de olas
el pensamiento...
(...)
La música es reposo y es olvido,
todo en ella se funde
fuera del tiempo;
toda finalidad se ahoga en ella,
la voluntad se duerme
falta de peso.
+++Poemas sobre instrumentos musicales.
Cuando cantas en dulce melodía
la Oración de la Virgen, me parece
que otra vez el Arcángel aparece
y se postra a las plantas de María.
A. LÓPEZ DE AYALA, A Emilia
Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa.
BÉCQUER, Rima VII
Gustavo Adolfo Bécquer, Rima VII
Somos los hacedores de música,
los soñadores de sueños...
A. O’SHAUGHNESSY, Oda (Somos los hacedores de música)